17 de noviembre de 2008

…sobre dos breves piezas de música, al modo de un ‘microeditorial’…

Éstas pequeñas y breves piezas, en el fondo, son como los fotomontajes que uno hace cuando piensa arquitectura.

Lo que no existe todavía, lo que está uno imaginando o va imaginar, lo que no sabemos hacer aún, solo lo podemos formalizar —pensar—, empezar a definir, a pequeños trozos realizados a partir de lo que ya sabemos o conocemos. Como si fueramos doctores frankenstein con nuestras criaturas hechas a base de pedazos. los collages de arquitectura son esto: criaturas, generalmente monstruosas por nuestra falta de pericia, hechas con trozos de otras: las que nos gustan, las que son nuestras, las que están de moda, las que envidiamos, las que nos gustarían que fueran nuestras, o sencillamente son las únicas que tenemos escaneadas en el ordenador en ese momento. Y nos permiten, o confiamos en eso, poder representar otra arquitectura diferente, en parte o en todo, de cada pedazo que la forma.

Estos pequeños monstruos musicales no son más que eso. Reducidos retales de canciones que amamos unidos en la vana esperanza que la nueva y deforme canción guarde algo, al menos una pequeñísima parte, de la belleza de alguno de los trozos que la forman.

Luis Díaz Mauriño, arquitecto

[las piezas a las que se refiere el texto pueden escucharse en el compartimento ‘música por arquitectos’ del Cd’E podcast 01, de abril de 2006]

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