publicado en el diario ABC el 2 de enero de 2006
MINIPISOS, SI…PERO
Pasada ya la polémica inicial de la propuesta de la Ministra Trujillo sobre las Unidades Habitacionales podemos hablar racionalmente del tema.
Promover viviendas de 30 m2 es básicamente correcto. No es ningún invento novedoso y, siempre que se someta a ciertos parámetros, soluciona la demanda de un segmento concreto y limitado de la población. Muchos arquitectos así lo hemos entendido y por tanto no estamos en contra de este tipo de viviendas. Pero en absoluto creemos que esto resuelve el problema de la vivienda, éste es cada día mayor y aun no vemos propuestas serias para resolverlo.
La superficie habitacional que un ciudadano consume aumenta proporcionalmente a la calidad de vida. Hace veinte años los madrileños consumíamos una media de 16 m2 por habitante y ya hemos alcanzado los 25 m2. Suecia ronda los 47 m2 y Canadá 51 m2 por ciudadano. Por tanto, hablar hoy de una vivienda de 30 m2 para un hogar unipersonal es un concepto intrínsicamente coherente y razonable. No olvidemos que los hogares unipersonales van en aumento, y que en el centro de las grandes ciudades cada vez son mas. En Londres el ratio medio de hogar es de 1,8 personas/vivienda.
Los precios de la vivienda actual en España hace que seamos uno de los países donde los jóvenes se emancipan mas tarde. Es lógico, no tienen capacidad de acceso al mercado libre y la promoción de vivienda protegida es un asignatura pendiente que el Gobierno aun dista mucho de aprobar.
Existe una proporción creciente en la demanda de hogares para personas que deciden vivir solas, jóvenes en edad de emanciparse, separados iniciando una nueva etapa, viudos, etc. Estas personas necesitan temporalmente una vivienda digna y 30 m2 satisface esta demanda. Es derecho constitucional de todo ciudadano residir en una vivienda digna y es deber del Gobierno proporcionársela. Pero este derecho no implica ser propietario de la vivienda sino disponer temporalmente de ella.
Atendiendo esta evolución constante del nivel de vida de nuestra sociedad deducimos que dentro de veinte años en Madrid la media de superficie consumida por habitante se situará en 45 m2. Por tanto, viviendas de 30 m2 resultarán tan insuficientes e ‘indignas’ como resultan hoy en día las de 15 m2.
Esto nos lleva a pensar que si se inunda el mercado actual de viviendas de 30 m2, jugosa perspectiva para la iniciativa privada puesto que se venderían inmediatamente, sembraríamos infraviviendas a medio-largo plazo. En consecuencia, debería ser la Administración exclusivamente quien promoviera y fuera propietaria de este tipo de viviendas de modo que tuviera la posibilidad y el compromiso de adaptarlas en el futuro a las necesidades reales de la población.
Por tanto, es importante que la Unidad Habitacional de 30 m2 sea de promoción pública y en régimen de alquiler única y exclusivamente. En España seguimos anclados a la idea de que alquilar es ‘tirar el dinero’, el porcentaje de alquiler es inferior al 20% frente al mas del 50% de algunos países europeos. Esta idea de ser ‘propietario de los ladrillos’, con la que el anterior régimen consiguió crear en la España devastada y pobre de la post-guerra una inmensa clase media propietaria, quedó obsoleta y ya cumplió su función. Pero los Gobiernos progresistas no saben o no quieren adoptar las medidas necesarias, fundamentalmente fiscales, para cambiarla.
Fomentar e incentivar el alquiler de vivienda entre la población y el concepto de temporalidad de la misma podría ser un modo de empezar.
Paloma Sobrini