[Eva Rodicio] La sección presentada por Jordi Évole, en un conocido programa de televisión, llevaba la semana pasada a debate los grandes complejos construidos con inversión pública. Todos tenemos en nuestras ciudades ejemplos (más o menos llamativos) de lo que en el programa denominaban “despilfarro cultural”. Grandes hitos, complejos, ciudades culturales en los que se realizó una inversión mayúscula pero que, en muchos casos, los resultados se han quedado en letra pequeña. Y es que la burbuja inmobiliaria en el mundo de la cultura acabo exigiendo un elevado precio.
Jordi Évole, recordó en un reportaje, alguno de los casos más significativos, y con ello resurgió el debate: La Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela, la Ciudad del circo de Alcorcón y la de las Artes y las Ciencias de Valencia. Son tres ejemplos de ciudades, dónde el calificativo de “fantasma” se materializa en un gran vacío de visitantes, de empleados y de usos. Si es cierto que en el momento en el que se llevaron a cabo estos proyectos parecía que todas las ciudades tenían que tener complejos de este tipo. Grandes bibliotecas, archivos, auditorios, museos…o todo a la vez. Ideas que surgían en los despachos para buscar y conseguir el efecto Guggenheim…En algunos casos salió bien, otros ni siquiera se han acabado de construir o están vacíos de contenidos porque no hay dinero para ponerlos en marcha. Ahora hay grandes contenedores culturales vacíos de contenidos.
Pero todo esto va mucho más allá de la arquitectura y de la figura del arquitecto. Una figura que en el momento de crisis actual muchos tratan de echar por tierra y desprestigiar. Sin embargo, y como siempre, continúa habiendo mucha gente que a pesar de todas las adversidades, mantiene el amor por su profesión, por la dedicación, por el trabajo bien hecho, por buscar y dar respuestas a una sociedad muy necesitada de ellas. Si aquel era el momento de despilfarrar, ahora es el de ahorrar, de restaurar y de hacerlo bien. Es un momento de gran sensibilidad por lograr casas sostenibles, ecológicas y en sintonía con el entorno; de volver a las raíces, de ser realistas.
Referencias: