Querido Luis,
son muy escasas las horas que han pasado desde que anoche, en Barcelona, nos trajiste y llevaste, adelante y atrás, en las espirales del tiempo, recordando las cosas, la vida y los libros de Enric Miralles. Y tan intenso debió ser el recuerdo que esta noche, sin avisar y calladamente, te nos has ido con Enric.
Cuéntale que os queremos, que os seguiremos leyendo, queriendo entenderos, pero sobre todo cuéntale que vuestras vidas y vuestras arquitecturas nos han enseñado cómo sois, y que nos han hecho a todos mejores.
Recibe un abrazo, Luis… no nos olvidéis