CaixaForum Sevilla aspira a ser un espacio vivo al servicio de las personas, en el que la cultura se manifestará como una herramienta eficaz para la cohesión y la integración social. En él tendrán cabida, entre otras iniciativas, exposiciones de arte antiguo, moderno y contemporáneo, festivales de música y de poesía, arte multimedia, debates sobre las grandes cuestiones de actualidad, jornadas sociales y de carácter científico y medioambiental, talleres educativos y familiares, y actividades dirigidas a grupos de personas mayores.
El proyecto de rehabilitación integral de las antiguas Atarazanas de Sevilla, el astillero medieval en el que hace siglos se construyeron muchos de los barcos que hacían la ruta americana, entre América y las Antillas, comenzará a hacerse realidad a partir de este mismo verano después de que su diseño arquitectónico definitivo, firmado por el sevillano Guillermo Vázquez Consuegra, haya cumplido con solvencia todos los trámites a los que obliga la legislación española sobre Patrimonio.
Ambas cuestiones fueron específicamente solicitadas por los técnicos de Patrimonio hace ahora casi un año, cuando este foro consultivo, que la Junta de Andalucía convoca antes de tomar las decisiones administrativas vinculantes que autorizan las intervenciones arquitectónicas en los edificios históricos, "valoró positivamente" el proyecto básico firmado por el prestigioso arquitecto sevillano, Premio Nacional de Arquitectura.
El proyecto de ejecución, que define al detalle cómo se realizarán las obras de restauración, salva, a priori, estas dos cuestiones. Con respecto a los materiales previstos, la obra de recuperación de la Atarazanas y las zonas de nueva planta que albergarán los usos culturales se construirán utilizando básicamente madera, acero y zinc. Materiales relacionados con el mundo de la navegación y cuyo peso -relativo- permiten suspender el nuevo CaixaForum sin que tenga afección sobre los restos de las Atarazanas. En relación a la cubierta, uno de los hitos del proyecto arquitectónico, el estudio de Vázquez Consuegra ha presentado a Patrimonio un informe en el que demostraría con criterios técnicos que la volumetría global del CaixaForum no tendrá impacto visual con respecto al edificio de la Santa Caridad, cuya planta, al igual que la Delegación de Hacienda, se construyó en su día destruyendo por completo hasta dos terceras partes del perímetro original de la primitivas Atarazanas. El proyecto de Vázquez Consuegra, por contra, pretende reutilizar el edificio medieval a partir de la herencia recibida. De ahí que trabaje con hasta cinco diferentes cotas en altura para poder situar el complejo cultural de la Caixa de forma que los nuevos espacios expositivos se adapten literalmente a las irregularidades que presenta el alzado de la Atarazanas. La nueva volumetría del CaixaForum, según estos documentos técnicos, no será perceptible desde la calle.
El proyecto permitirá dar viabilidad no sólo a la mayor inversión privada que recibirá Sevilla este año -25 millones de euros es el presupuesto del complejo cultural de la entidad financiera catalana-, sino que permitirá a la ciudad transformar las Atarazanas en un foro ciudadano. Esta apuesta por convertir el mítico espacio de los astilleros medievales en una nueva plaza fue uno de los elementos claves que inclinaron la balanza a favor de Vázquez Consuegra, que obtuvo este encargo tras ganar un concurso de arquitectura, frente al resto de profesionales que concurrieron a dicha convocatoria.
Vázquez Consuegra opta por abrir a la calle las Atarazanas y, tras rehabilitar el edificio histórico, proyecta un complejo cultural de nueva planta que ocupará una superficie de 7.000 metros cuadrados y tendrá una edificabilidad de 14.700 metros repartida sin ocupar -salvo la rampa que dará acceso al CaixaForum (11% del espacio)- las arcadas que dan su característica imagen a las Atarazanas. La principal sala expositiva del nuevo complejo cultural, que tendrá un auditorio, se ubicará en el edificio del XVIII que ahora tiene fachada hacia la calle Temprado. De ella se eliminará el anexo construido el pasado siglo XX durante su etapa militar.
Vázquez Consuegra concibe el CaixaForum como un edificio contemporáneo que se integrará en la trama histórica gracias a las Atarazanas. Su modelo: una intervención arquitectónica reversible cuyas obras se realizarán en seco -a partir de distintas piezas prefabricadas- en la que los nuevos espacios expositivos se repartirán en distintas alturas -10, 14 y 21 metros- precisamente para
que la herencia de los astilleros medievales -las inmensas galerías de arcos que estuvieron ocultos durante años- pueda convertirse en un espacio ciudadano capaz de vincular la Sevilla antigua con la nueva.