El museo de Juan Navarro Baldeweg recibió en la categoría de arquitectura el premio “descubrir el arte” en su III edición.
6 de abril de 2011

«Estos reconocimientos destacan una excelencia y una obra bien hecha que responde al mérito y al esfuerzo individual de cada uno de los premiados. Y como ya he dicho en otras ocasiones, toda excelencia es ejemplar», afirmó la presidenta de Unidad Editorial, Carmen Iglesias, encargada de clausurar el acto. Los mejores, los premios a los mejores, no están reñidos con la igualdad; son un estímulo y un ejemplo siempre. Sí lo está con un igualitarismo que homogeneiza por abajo».

Juan Navarro Baldeweg definió el centro como una “metáfora de la vida” porque “está basado en la naturaleza como depositario de todo el conocimiento desde tiempos inmemoriales”. “La biblioteca que tenemos que estudiar”, añadió el creador del MEH, está en el suelo”. El museo “es una realidad magnífica”, apostilló la consejera de Cultura y Turismo, asegurando que la unión del continente y el contenido está produciendo unos resultados satisfactorios. Salgueiro resaltó que el reconocimiento de la revista “llena a todos de orgullo”. Al recoger el premio, la consejera apuntó la modernidad e innovación arquitectónica del museo, un gran espacio cultural que contribuye a difundir los hallazgos de Atapuerca y que, junto al yacimiento, convierte a Castilla y León y a España en foco de referencia mundial en la investigación de la evolución humana.

La obra premiada ha sabido adaptar y concretar su propuesta para el Solar de la Evolución Humana convirtiendo a Burgos en la primera ciudad del mundo con un museo interactivo dedicado a la evolución humana.

La obra contempla tres edificios: el Museo de la Evolución Humana, el Palacio de Exposiciones y Congresos y Auditorio y el Centro de Investigaciones Arqueológicas. La obra de Juan Navarro Baldeweg mantiene los tres centros en el mismo espacio, pero separados entre sí, con la intención de cumplir con la decisión de segregar las distintas partes del proyecto y sus presupuestos.

Este nuevo trabajo de Navarro se ha dedicado, pues, a solventar el panorama actual, definiendo más precisamente casi todas las funciones del programa. Así, las salas de actos y el aparcamiento de autobuses –pensado originalmente como común a las tres estructuras– queda definitivamente bajo el Museo de la Evolución Humana, viéndose reducido su espacio a 2.000 metros cuadrados y su capacidad a 13 autocares. El aparcamiento de automóviles, capaz de albergar 1.000 unidades, no sufre grandes variaciones.

La solución de Navarro Baldeweg aporta dinamismo a la funcionalidad del conjunto y mantiene sus claves estéticas. Así, la zona más espectacular es la del Museo, que ocupa el área central del solar y reproduce la imagen de los propios yacimientos con una especie de trincheras que simulan los cortes orográficos y estratos de la Sierra de Atapuerca. Su superficie supera los 8.000 metros cuadrados útiles y cuenta con dos salas principales, la que alberga la exposición permanente (2.500 metros cuadrados) y la de exposiciones temporales (1.500 metros cuadrados).

En su zona interior, el Museo está bañado por una luz cenital, filtrada a través de las secciones prismáticas de la cubierta del edificio, concebida a su vez a imagen del terreno del yacimiento de Atapuerca. El Museo tiene un gran impacto visual externo, ya que su entrada principal da a una gran plaza pública elevada y ajardinada que se antoja como un mirador desde el que se podrá contemplar la Catedral y el río Arlanzón. Además, la transparencia del edificio permite que se vean sus trincheras desde los otros dos edificios adyacentes.

País: España
Ciudad: Burgos
Agentes: Juan Navarro Baldeweg
Edificios: Museo de la evolución humana
Autoría de la imagen: Museo de la evolución humana