[Jaume Prat] El pasado 15 de octubre, el arquitecto Juan Navarro Baldeweg impartió la lección inaugural del presente curso en la ETSA de Barcelona bajo el título Variaciones sobre lo antecedente, donde repasó esta noción a través de dos obras recientes, la Biblioteca Hertziana de Roma y el Instituto del Conocimiento de Holanda, en Amersfoort.
La obra de Juan Navarro Baldeweg se estructura a través de las relaciones. Relaciones entre disciplinas. Relaciones con un entorno físico. Relaciones con un entorno cultural. Relaciones con los rastros temporales que afectan los dos aspectos previos. Relaciones entre las diversas disciplinas que maneja: arquitectura, pintura, escultura, escritura, instalaciones. Relaciones entre la inmediatez del gesto manual (el gesto, la mano que dibuja, pinta, croquiza, escribe a pluma) y la tecnología necesaria para la realización de muchas obras acabadas: libros, edificios, piezas mecanizadas, artilugios. De aquí el título de la conferencia: dos palabras equilibradas por una preposición y un artículo; variaciones y antecedente.
Las variaciones remiten a las relaciones, a la seriación, a la coherencia y al trabajo continuo. Los antecedentes, en palabras del propio Navarro, al contexto ampliado. Así, las dos obras reseñadas podrían interpretarse como variaciones sobre los mismos temas, y, simultáneamente, las dos obras reseñadas podrían interpretarse como variaciones sobre este mismo contexto ampliado enunciado en el título, un contexto que remite por un lado a todo lo que el lugar sugiere después de un estudio exhaustivo que tiene como nodos diversas obras de arte especialmente escogidas que simultáneamente remiten a otro contexto ampliado relacionado con el primero que expande el alcance de la obra exponencialmente, y, por otro lado, al bagaje personal del arquitecto que, faltado de tiempo para enunciar una propuesta coherente en un plazo temporal muy corto (el plazo legal para elaborar una propuesta de concurso), toma diversos aspectos, modos de proyectar, formas o estrategias de su obra precedente transformadas ad hoc.
Cosa que provoca que el carácter de estas obras sea perverso por su definición a través de parámetros aparentemente contradictorios: se instalan en una posición central que equilibra la multiplicidad de factores que las alimentan y, simultáneamente, devienen periféricas a una serie de conjuntos de otras obras que tiende a infinito.
Estas obras, por su carácter de autónomo, no pueden ser proyectadas exclusivamente a través de estas relaciones, sino que necesitan de dos aspectos fundamentales que les den vida: el instinto y la disciplina. O, en palabras del propio Navarro, lo casual y lo formal. El instinto y la disciplina autonomizan las obras, les permiten superar apriorismos formales y evitar que caigan en la literalidad de las metáforas que las alimentan. Porque la arquitectura de Juan Navarro Baldeweg es arquitectura. Una característica constante en cualquiera de sus obras es la coherencia a la hora de expresarse a través de la disciplina que las soporta: sus pinturas son pinturas. Sus esculturas, escultura. Etcétera. Obras capaces de ser leídas a través de su disciplina sin que devengan metáfora de otro modo de expresión. Es conocido el carácter arquitectónico (casi de maqueta)de muchas esculturas realizadas por arquitectos, y es relevante que el interés de muchos arquitectos por la escultura sea, precisamente, a través del carácter paraarquitectónico de esta disciplina. Lo que no se da en la escultura de Juan Navarro Baldeweg, ni en ninguna otra de sus obras ejecutadas en otras disciplinas. La arquitectura de Juan Navarro Baldeweg es deudora de sistemas constructivos que se expresan en su propio lenguaje, sin necesidad de ser disfrazado o de caer en el pintoresquismo. Cada elemento es exactamente lo que es y no representa nada: desde la estructura (uno de los aspectos que más interesa al arquitecto) a cualquier semicomponente presente en el edificio, sean carpinterías, muebles o lámparas. A través de este modo de operar, la arquitectura (desde la propia arquitectura) es capaz de dialogar autónomamente con este contexto ampliado: con las partes existentes de un edificio o con un casco histórico monumental situado a escasos metros de la entrada del edificio. Con las vías de un ferrocarril o con los restos arqueológicos que imponen una servitud de paso y de trabajo sobre todo el edificio que las cubre. Y de proponer soluciones desde la arquitectura. Desde una arquitectura que forma siempre un pedazo de ciudad a partir de una pieza autónoma de límites bien definidos que, a la vez, es capaz de alterar su contexto de un modo dialéctico, proponiendo una pieza como respuesta a la pregunta que plantea el haber planteado un proyecto.
La arquitectura de Juan Navarro Baldeweg entronca, en virtud de sus métodos proyectuales, con el clasicismo, planteando un marco de actividad humana (o, mejor aún, humanística) con una flexibilidad dada por la jerarquíaa y la organización de los espacios. De un modo atemporal que da raices a la cultura contemporánea y la contextualiza exactamente igual que los proyectos de el autor. Y es este diálogo entre la atemporalidad y la contemporaneidad el principal valor de esta lección dedicada a unos estudiantes que están en el lugar adecuado para experimentarlo.
Ciudad: Barcelona
Agentes: Juan Navarro Baldeweg
Edificios: ETSAB
Autoría de la imagen: vvaa