Albergará la colección de piezas visigodas del Museo Nacional de Arte Romano que actualmente se exponen en la Iglesia de Santa Clara. El Ministerio de Cultura ha adjudicado definitivamente el proyecto al que se accedió mediante concurso en junio de 2010
12 de agosto de 2010

 El Estudio Paredes Pedrosa Arquitectos ha respondido al cuestionario que Scalae dedica a los ganadores de concursos con la intención de acercar la información de primera mano que nos brindan los autores de los proyectos.

Consta este cuestionario de tres preguntas:
 
1- Principios: ¿Qué pensáis que ha determinado que el jurado se haya decantado por vuestra propuesta?
Equilibrio entre las distintas facetas que se acometen: recorrido arqueológico, programa, contenido, imagen, sistema estructural.
 
2- Proceso: ¿Qué condiciones consideráis favorables para que el proyecto se desarrolle de acuerdo a lo previsto?
La excavación arqueológica ya está hecha y el edificio se encaja en ella. También la documentada colección visigoda le dota de un contenido que precisa desde hace tiempo de un lugar de exposición.
 
3- Resultado: ¿Cuáles pensáis que son las principales capacidades transformadoras de la propuesta? 
El Museo Visigodo completa la visita del área monumental de Mérida. Contiene los necesarios servicios de apoyo al recorrido y se convierte por su posición elevada sobre el entorno en un privilegiado mirador hacia la ciudad histórica. Será la pieza que completará el paisaje arqueológico.
 
El proyecto tiene un plazo de ejecución de 38 meses a partir de la firma del contrato. El estudio Paredes Pedrosa Arquitectos dispone de ocho meses para elaborar el proyecto de ejecución y una maqueta. Los 30 meses restantes corresponden a los trabajos de dirección de obras durante la fase de construcción del edificio.
De esa forma, el nuevo centro no será una realidad al menos hasta finales de 2013. Sin contar deoras producidas por el concurso de adjudicación de las obras o por el equipamiento del inmueble.
 
En declaraciones del Ministerio de Cultura recogidas por el diario Hoy, "la singular colección ha obligado a desarrollar un proyecto museográfico y arquitectónico especial que evocará una basílica visigoda".
 
El equipo, compuesto por los arquitectos Ángela García de Paredes e Ignacio Pedrosa con la colaboración de Álvaro Rábano, Clemens Eichner, Lucía Guadalajara, Ángel Camacho, Ingrid Campo, Blanca Leal y Cesar Ávila (Gráfica futura) nos ha facilitado una memoria breve que reproducimos a continuación:
 
El edificio que se proyecta para albergar la Sección visigoda del Museo de Arte Romano viene a constituir una pieza mas del “museo paisaje” emeritense. Paisaje que configura, en esta parte de la ciudad, el recinto del Teatro y del Anfiteatro y la cercana villa además el edificio Moneo, sede de la colección romana del Museo Nacional. Por otra parte el nuevo edificio viene a subrayar el limite urbano definido por la muralla romana y permite una “vista atrás” para la contemplación del lugar.
 
Los estratos del tiempo están presentes en Mérida entreverados con la ciudad de hoy y en este sentido el nuevo Museo no debe ser solo el contenedor de valiosas piezas de un pasado lejano sino que debe asumir la condición de estratos construidos de nuestro tiempo sobre las capas del pasado. El edificio se organiza como superposición de estratos de tiempo, estratos funcionales y estratos materiales. También, Las nubes llamadas estratos parecen niebla que no llega a tocar el suelo y el edificio quiere despegarse de un suelo cargado de historia con deseo protector. 
El edificio muestra su ordenación vertical donde se apilan las partes del programa como estratos funcionales sobre un basamento de cristal abierto hacia la ciudad y hacia las personas que lo visitan. La vinculación del edificio con el recorrido arqueológico peatonal desde el Museo Nacional de Arte Romano supone el final de una “promenade” singular que no debe terminar frente a una puerta sino desembocar en un recinto abierto y transparente, vitrina de yacimientos arqueológicos, antesala del nuevo Museo de la Sección Visigoda. El edificio se levanta sobre el estrato de las circulaciones dibujadas sobre el plano de la ciudad en su punto mas elevado. El visitante seguirá subiendo desde el poliedro de cristal, atravesará las salas de exposición y divisará la ciudad desde los ojos – mirador al final de su recorrido, verá parques y arqueología y el cielo de Mérida.
 
El Museo supone una pieza construida mas del conjunto de la ciudad que ordenará un territorio ahora desigual y completará el recinto arqueológico. Su huella se apoya en el recinto interior de la muralla romana y atiende a dos geometrías, la del tejido romano y califal y aquella del trazado de las calles actuales.
 
Sobre unos planos facetados estructurales de hormigón se configura una topografía sobre la que se apoya el edificio, opaco y ligero, que no toca en suelo. Se talla así por la forma de la huella de los vestigios arqueológicos: la villa califal, la conducción de agua y la muralla. En planta suponen tres grietas. Los restos murarios no quedan encerrados y ocultos bajo el edificio sino que se cubren mediante los voladizos de las superficie facetadas. El edificio arranca enraizado al suelo y se despega sobre el yacimiento. Sin embargo un zócalo
liviano de cristal formaliza un cuerpo basamental abierto y transparente como recepción de los visitantes
Estratos también de materiales construyen el nuevo Museo, desde el yacimiento de cristal y muros de hormigón ciclópeo de piedra a la estructura vista facetada de hormigón sobre la que apoyan los volúmenes opacos de las salas hasta los ligeros planos de cerramiento metálico perforado. Sobre ellos una cubierta lucernario permite el paso de luz natural al interior de las salas de exposición.
País: España
Ciudad: Mérida
Agentes: Ministerio de Cultura
Agentes: Paredes Pedrosa arquitectos
Edificios: Sección visigoda museo romano de Mérida
Autoría de la imagen: Paredes Pedrosa arquitectos
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