Estos dos reusenses, de momento, prefieren ir andando a todas sus obras. La finalidad: tener con ellas un contacto estrecho y directo.
Afines a la madera, por su excelente acabado, (casa) ha conseguido convertir un cine abandonado en Cine Lídia, una casa-estudio compuesta de módulos habitables.
La economía del “aprovechamiento” marca sus obras y habla de respeto a la historia de la obra, de la conservación, de la no modificación de los edificios originales.
En general, apuestan por la arquitectura de “precisión vital” dónde un centímetro de más puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.