17 de noviembre de 2008

El arquitecto Rafael Moneo ha culminado, con la entrega de las obras de ampliación del Museo del Prado, una obra que se inicio a finales de 1998, cuando ganó el concurso para ampliar el museo en el área del Claustro de los Jerónimos

Según informa la agencia EFE, en el nuevo edificio unido al de Villanueva, Moneo tuvo que modificar su proyecto tras una reunión con algunos miembros del Patronato, en la que se decidió reducir la altura y volumen del llamado ‘cubo de Moneo’ para hacer más visible la arquería del claustro e instalar una claraboya para la entrada de luz. Estas enmiendas han sido, según declaró el arquitecto, ‘muy favorables para el proyecto’.

También se mostró muy satisfecho por cómo se ha resuelto la parte superior del espacio que une el nuevo y el antiguo edificio de Villanueva. ‘Me interesa la cuña-jardín porque establece continuidad entre el verde de Felipe IV y el Jardín Botánico y también porque insiste en la presencia del ábside del edificio de Villanueva’.

La geometría del jardín ‘insiste en esa sensación de corazón de todo lo que pasa en Villanueva, que es también Velázquez. Todo parece rendir tributo de pleitesía a quien es en realidad el ocupante más digno de esta casa. El Prado es Goya y Velázquez, pero este último prevalece y algo de eso hay en esta geometría’.

Desde el jardín se contemplan las puertas diseñadas por Cristina Iglesias ‘que son muy acertadas y bonitas, es como si tuvieran vida propia. Pueden tener distintas configuraciones y montarse en cinco variantes’, afirmó Moneo que fue quien encargó su realización a la escultora.

‘Aunque son vegetales, al final su composición las transforma en algo abstracto. Es casi lo opuesto en relación dialéctica con lo que ocurre en el jardín superior donde la geometría del parterre se soporta con la vida del boj’.

Con todo ello, la calle que se encuentra a espaldas del edificio de Villanueva ‘se ha convertido en algo que configura la ciudad. Era una calle sin clara definición y ha transformado el entorno en algo distinto. Hemos mantenido la condición rectilínea y alineada de la ciudad bien educada, que sobre todo lo es en un barrio como este de Alfonso XII’.

El claustro de los Jerónimos ‘está exactamente donde estaba antes de iniciar las obras’. La construcción, sobre la que gira el nuevo edificio, ‘se desmontó, se restauró y se construyó lo que llamamos la camisa que ha permitido la construcción del techo. No es una pieza arquitectónica de primerísimo orden, pero ha recuperado esa dignidad tardo-austríaca’.

En su opinión, el claustro ha quedado expectante, como una pieza que no se sabe bien lo que es. ‘Alguien podría pensar que es una pieza más del museo, que es un elemento casi surrealista o se podría entender como elemento estructural que ha permitido la construcción del volumen alrededor y ha permitido y dictado este vacío que al final cose, une e integra los distintos niveles’.

Otra de las ventajas de la ampliación ‘ha sido la contigüidad que ha permitido entenderla como una liberación de usos’, estableciendo un tránsito desde la puerta de Velázquez hasta el claustro. Algunas de las paredes de este recorrido lucen un color rojo -realizado por artesanos que han utilizado técnicas y materiales antiguos y singulares- con el que Rafael Moneo rinde homenaje al rojo pompeyano de los fondos de Goya para los retratos de la familia de Carlos IV.

Ref.

Museo del Prado: [museoprado.mcu.es]

Fuente: Centro de Enlace AE BCN

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