17 de noviembre de 2008

Este artículo es una introducción al trabajo ‘Propuesta para el cálculo de los honorarios en función de los costes’, del mismo autor, que publica el

[El diagrama del perfeccionismo recuerda mucho al de la Ley de Hooke.

Hay un intervalo en el que cada esfuerzo del estudio trabajando en el proyecto es recompensado con el logro de nuevos objetivos. Vale la pena esforzarse.

A partir de un cierto punto, la relación entre objetivos alcanzados y esfuerzo se reduce mucho: hay que parar.

La posición de ese punto sólo se puede determinar mediante una decisión del arquitecto, que establece un límite ‘a priori’ para cada fase del encargo.]

La planificación ordena el trabajo en el tiempo, encadenando una tarea tras otra, eliminando las calvas, lo que facilita que cada uno haga lo que debe, sin dar opción a las tareas de relleno. Y exige informar al cliente cómo te comportarás con los reformados, explicándole el sobreprecio de cualquier modificación en fase de croquis (muy pequeño o nulo), en fase de estudios previos (perceptible), de proyecto de ejecución (disuasorio) y de dirección de obra (ni te lo imaginas). Eso requiere, además, que desde el primer momento el sistema funcione, advirtiéndole del precio adicional del primer cambio que sugiera.

Conclusión

Ganar dinero no es espontáneo, pero no es imposible. Requiere dedicarle algo de tiempo a comprender cómo se consigue y a organizar las cosas para lograrlo. Requiere algunas renuncias y mucha disciplina. Y recuerda el sabio proverbio chino: “Con un millón de euros en la cuenta, tu sonrisa adquirirá un resplandor inesperado”.

[publicado en la revista INDE, del COAC, Col.legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya, también en las webs del COAC y del COAMadrid, 2007]

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