La famosa torre del arquitecto navarro Francisco Javier Sáenz de Oiza cumple 40 años desde su inauguración, en 1969
4 de mayo de 2009

El edificio Torres Blancas, sin duda uno de los más singulares y reconocidos dentro de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX, cumple 40 años. Desde aquel lejano año de 1969, fecha de su inauguración, el edificio sigue superando el eterno debate sobre su belleza o sobre la funcionalidad de sus viviendas para constituirse en uno de los iconos arquitectónicos más representativos de la ciudad de Madrid.

Torres Blancas, obra del arquitecto navarro Francisco Javier Sáenz de Oiza (1918-2000), fue una iniciativa del constructor Juan Huarte, un enamorado del arte contemporáneo que se sirvió de su empresa constructora para materializar una parte muy significativa de la arquitectura española más vanguardista de la época, con el valor añadido de apostar por la calidad arquitectónica y por la innovación en una etapa del franquismo caracterizada por el desarrollismo y la construcción de viviendas a destajo.

Ejemplo de ello es la propia Torres Blancas, cuyo proyecto data de 1961 y su construcción se produjo entre los años 1964 y 1969. Estaban previstas dos torres, siendo Torres Blancas, en plural, el nombre que se le dio al complejo ideado inicialmente. Finalmente y por diversas razones se terminaría construyendo una de las torres.

El edificio, una propuesta radical en tamaño y forma para la época, fue una vez más fruto de una tortuosa búsqueda arquitectónica por parte de Oiza. Partiendo de un concepto orgánico, de clara influencia de Wright, en donde los espacios interiores fluyen entre sí, Oiza realizó un sinfín de propuestas, en donde ensayaría multiples opciones, desde plantas compuestas por líneas rectas siguiendo una pauta modular hexagonal, hasta llegar a soluciones más fluidas, donde predominaba la línea curva, de la que salió finalmente la propuesta definitiva.

Torres Blancas, de 71 metros de altura, está caracterizada por su envolvente exterior de hormigón armado, una secuencia de cuerpos de planta circular y pantallas estructurales, que van a todo lo alto del edificio. La torre, sin ningún pilar interior, se sustenta por su fachada y por los núcleos verticales interiores, también de planta circular. Los cierres de carpintería de madera en los cuerpos cilíndricos, que, junto con el gris del hormigón armado, dotan de una fuerte expresividad a la torre, terminan de configurar su imagen tan reconocible.

El programa, repartido en 21 plantas de oficinas y viviendas, de una planta y en dúplex, se corona por las 2 plantas finales, en donde se ubicaban restaurante y club social. En la cubierta, aparte de una terraza con unas grandes vistas sobre el centro de Madrid, hay una piscina y un solarium.

Torres Blancas no fue la única contribución de Oiza al dibujo del perfil del centro de Madrid. La sede del Banco Bilbao, de 1981, en La Castellana supondría un nuevo éxito arquitectónico en la trayectoria de Oiza, que volvería a reinventarse a sí mismo, pasando del brutalismo poético de Torres Blancas a la elegancia miesiana del Banco Bilbao, un prisma de vidrio color cobre de esquinas redondeadas.

 

 

País: España
Ciudad: Madrid
Agentes: Francisco Javier Sáenz de Oiza
Agentes: Juan Huarte
Edificios: Torres Blancas
Autoría de la imagen: Jorge Ferral
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