Lectores de libros electrónicos como el Kindle o dispositivos sofisticados como el iPad comienzan a estar más que justificados en el uso cotidiano de quienes transitan en el estudio, investigación, discusión o producción de arquitectura. A la lógica y paulatina implantación de los formatos digitales para las publicaciones editoriales y para las revistas se añaden ahora indicios de sistematización: librerías y estanterías digitales que funcionan.
elapps, una nueva iniciativa de los almerienses Eva Luque y Alejandro Pascual, acaba de abrir en iTunes una estupenda librería virtual, "ArchPapers", orientada, preferente pero no exclusivamente, a las publicaciones periódicas. Gracias a esta iniciativa es posible descargar para leer o escrutar al detalle con comodidad, con recursos superiores en algunos aspectos a los que provee el papel, las últimas monografías TC y la revista Pasajes, conducida por el inquieto y bien informado Pepe Ballesteros. Inminentemente se han de añadir a esta librería ArchPapers las principales revistas en lengua española, entre ellas, es nuestra ilusión, la versión digital de los pliegos scalae.
Por otra parte Maxtor, una iniciativa vallisoletana, desde su web Maxtor.es, ofrece una completísima colección de facsímiles y publicaciones electrónicas. Tiene un caracter muy especial su oferta en la medida en que ofrece acceso a auténticas joyas como el Arte de Albañilería de Villanueva o la Carta de Jovellanos sobre la Lonja de Mallorca, entremezclados con facsímiles sobre artesanía y la totalidad de las ciencias y saberes.
De este modo, con unos precios de consumo que son razonables, quizás asumibles, los dispositivos inventados para ocupar las manos, vista y oídos en los tiempos y espacios de desplazamiento (viajes, transporte público) y/o relax (sillón de casa, o incluso en la cama, como alternativa a la oferta televisiva) resultan incluso… necesarios!, desbordando esos tiempos y sustituyendo poco a poco a los, no tan cómodos para sostener con una mano, portátiles.
Andado el tiempo, hemos de suponer, aparecerán de mano de instituciones públicas responsables: escuelas de arquitectura, colegios de arquitectos, museos de arquitectura o los consorcios que los terminen por agrupar para estas imprescindibles iniciativas… las bibliotecas de acceso público de estos materiales. Es cuestión de paciencia, ya llega. A ver… lo que es indiscutible es que existen ya recursos, documentación, publicaciones y utilidades que dificultan soltar de la mano este tipo de dispositivos. Cuidado al conducir, por favor.