El Frontón Beti-Jai ocupa un espacio privilegido. 3.609 metros cuadros en el corazón de una de las zonas más nobles de Madrid, el barrio de Chamberí, en la calle Marqués de Riscal 7. Su aspecto, sin embargo, es hoy desolador. La desidia, la mala suerte, especulación inmobiliaria…. Durante años se le ha echado encima y parece un viejo barco varado en medio del poderío de los edificios burgueses que le rodean a pocos metros de la Castellana. Por fin, esta semana se ha cumplido la vieja aspiración de la plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai y del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), que ejercieron una eficaz presión: ha sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC), la máxima protección que la Comunidad de Madrid otorga a un edificio. El pasado día 9 se publicó en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM).
Esa declaración implica hacerlo casi intocable. La propiedad es de Tarcosul Gestión S.L., una empresa guipuzcoana, que ya intentó en su día convertirlo en un hotel. Entre los arquitectos a los que le encargaron el proyecto está Rafael Moneo. Aquello no cuajó, como tampoco otros intentos posteriores. Según Igor González, portavoz de la plataforma, unos de los últimos movimientos de la empresa ha sido intentar venderlo, antes de que fuera declarado el edificio BIC, por 18 millones de euros.
"Hace unos dos años nos tantearon para hacer alguna propuesta de uso del edificio y no ha habido más", explica el director general de Patrimonio, José Luis Martínez-Almeida, de la Comunidad de Madrid, el organismo por el que cualquier movimiento debe pasar. La licencia de obras la otorga el Ayuntamiento, pero es necesario un informe vinculante de la Comunidad, que a su vez autoriza o no el uso que se le quiere dar y el proyecto de rehabilitación. "El decreto implica que el uso debe de ser de naturaleza deportiva, lo que no quiere decir usos complementarios siempre que se repeten los valores artísticos del edificio. Pero, la limitación a su uso exclusivamente deportivo puede complicar la inversión", explica Martínez-Almeida. "Por eso, abrimos la posibilidad de combinar el uso deportivo con el comercial que genere rentabilidad al posible inversor. En todo caso, lo que no se puede hacer es un uso incompatible con los valores del inmueble".
La plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai plantea un uso más radical. "Lo ideal es que fuera de titularidad pública y darle un uso cultural y deportivo público para los vecinos de Chamberí que no tienen un polideportivo decente. Eso sí, lo compre quien lo compre, una institución o una empresa privada, lo que pedimos es que se recupere y se realice una rehabilitación integral".
El Ayuntamiento ha declarado a este periódico que no tiene intención de comprarlo. Pero sí ha obligado a la propiedad, que no hizo caso en las primeras advertencias, a acometer las obras imprescindibles de acondicionamiento y consolidación del edificio. Una red verde protectora lo envuelve ahora. "Reconocemos que está muy deteriorado, por eso hemos llegado al límite legal para que no caiga en estado de ruina", asegura Martínez-Almeida. El Proyecto Madrid Centro, un conjunto de buenas intenciones para definir el Madrid del futuro, presentado recientemente, propone la "rehabilitación del edificio y puesta en uso".
– Ejemplo de arquitectura deportiva del XIX. El Beti-Jai no solo es el último de los frontones de sus características existente en el mundo, sino que no hay más ejemplos de la arquitectura del hierro en Madrid, y único representante también de la arquitectura deportiva del siglo XIX en la capital. "Es como una muestra viviente de una arquitectura de frontón que ya no queda, era especial hasta en la distancia del graderío de la cancha, que era mayor del habitual. Toda una referencia", en palabras de Paloma Sobrini, decana del Colegio de Arquitectos de Madrid.