Patxi Mangado ha comenzado a levantar el Pabellón de España para la Expo zaragozana de 2008 con una inversión de cerca de 18 millones de euros
Según se publica en ‘abc.es’, Javier Conde, presidente de la Sociedad Estatal de Exposiciones Internacionales y organizador del evento, cuenta que el pabellón ‘es una apuesta por la ciencia y la creatividad, por una arquitectura ética y comprometida con el medio ambiente y el desarrollo sostenible. El pabellón explicará por qué el agua es hoy uno de los elementos centrales para nuestro futuro y el del planeta, y situará a España en el contexto científico mundial para presentar sus aportaciones y planteamientos frente a los problemas y amenazas que conlleva el cambio climático. Un pabellón, en definitiva, acorde con el mensaje que España quiere dar al mundo en la Expo’.
Por su parte Mangado explica: ‘Fue ocho días antes de presentarme al concurso, porque hasta entonces no había tenido una idea rotunda. Un pabellón es algo muy distinto de la arquitectura tradicional de los edificios. Hay que pensar que lo van a visitar cuatro millones de personas en tres meses y por lo tanto tiene que comunicar a través de su arquitectura de una manera clara porque la idea -aunque en este caso el edificio vaya a perdurar con otros usos- no es la de que se pueda expresar a lo largo del tiempo. No soy de los que creen que la arquitectura tenga que tener una componente inmediata desde el punto de vista mediático e icónico, pero que si en algún caso está justificado es en el del pabellón de una exposición. De ahí que la provocación sea un fin: Pretendo que cuando uno atraviese esta construcción haya tenido una experiencia muy intensa en muy poco tiempo. Por eso, en términos instrumentales, recurrí a una metáfora que me parecía muy atractiva: volviendo a Pamplona de una conferencia que había dado en Tolousse, pasé al atardecer por un bosque de chopos sobre el que incidían los rayos del sol de una manera muy tamizada por la copa de los árboles. Fue una experiencia espacial muy bonita’.
‘En un bosque de este tipo tienes la geometría y la repetición que son argumentos perfectamente arquitectónicos y que definen realmente un espacio, y tienes también cosas tan importantes como la manera en que entraba la luz. Pero es que desde el punto de vista del agua, objeto de la exposición, un bosque es un microclima que funciona como un gran elemento de transición entre las copas y la humedad del subsuelo’.
‘Los apoyos del pabellón -describe el arquitecto- pueden entenderse también como una chopera y su frondosidad dar lugar a una arquitectura. La gente no entrará al edificio por una puerta, sino que tendrá la sensación de penetrar en un bosque en donde unas cajas acristaladas albergarán los contenidos de la exposición. Por tanto, la sensación será la de quien a través del bosque llega a un lugar mágico, sorprendente, didáctico, y cuando salga de él lo hará con la sensación de haber tenido una experiencia muy intensa y muy atractiva’.
El sistema de postes para una superficie útil de 8.000 metros cuadrados divididos en tres plantas se compondrá de 450 pilares construidos en un material tan modesto como el barro. «Humedeciéndolos se logrará una evaporación y de este modo una disminución extraordinaria del mercurio, en 7 u 8 grados, fundamental en Zaragoza y en verano, donde las elevadas temperaturas hacen que los pájaros se caigan de los árboles -explica Mangado-. Conseguir ese microclima, que los pilares actúen de transición de flujos de agua y aire, tal y como hacen los árboles del bosque, hacerlo con materiales sencillos, que den sombra, y que además esos símiles de árboles sean los mecanismos que contengan todo lo necesario para que un edificio funcione han articulado un proyecto muy coherente desde el punto de vista técnico y desde el de la preocupación medioambiental, algo esencial dado el tema de la expo. Además, se trataba de lograrlo sin tener que recurrir a la sofisticación a la que se acoge mucha de la arquitectura que se está haciendo actualmente, alejada del medio, cuando la buena arquitectura siempre ha estado relacionada con él. No ha hecho falta apelar a aditivos costosísimos y carísimos. Hemos querido demostrar que sencillamente jugando con elementos tan arquitectónicos como los materiales -barro, mineral de vidrio, madera y agua-, el espacio y su concepción se puede lograr una arquitectura muy comprometida». Y además, añade Mangado «optimista y que traslade el sentido festivo de una exposición, que ya no se entiende como escaparate y soporte de comunicación, sino como punto de encuentro de gente y provocación de su espíritu. Porque un bosque no se puede aprehender ni definir, al socaire de los reflejos y los cambios, de las perspectivas múltiples. Dinámico y sugerente, es un espacio que no está escrito de manera literal sino que tu lo vas descubriendo, estableciendo con él el visitante una relación biunívoca, incluso un poquito aterradora. Aunque pensado como circuito y no para quedarse, tendrá zonas de estar como dos restaurantes, uno más cotidiano y otro más ligado a eventos muy específicos, y una zona de talleres».
E inundándolo todo, el agua. «El agua en el origen» -con la proyección de un audiovisual sobre una bóveda circular-, «El agua en España» y «El agua en la tierra».
Ref.
Patxi Mangado, arquitecto: [www.fmangado.com]
podcast SCALAE con Patxi Mangado [scalae.blogspot.com]
Fuente: Centro de Enlace AE BCN