Hoy jueves, en la sede del COAC podremos asistir, dentro de las Quaderns Sessions que se organizan para cada número de Quaderns, a una conferencia sobre el urbanismo jujitsu. Este tipo de planeamiento, según palabras de Kohn, aprovecha el potencial de la ciudad contemporánea como arma de contienda, pero desde el punto de vista de la no agresión, entendiendo este tipo de urbanismo como “el arte de redirigir la energía suave.”
El urbanismo jujitsu podría describir un enfoque propio del siglo XXI para enfrentarse a la energía potencial de la ciudad contemporánea. En lugar de afrontar los problemas de migración, densificación, contracción urbana, transporte y pobreza con la energía cinética de grúas de demolición, tablestacados, encofrados y movimiento de grandes cargas, se podría adoptar una forma de despliegue energético más amable. La fuerza de la analogía con el jujitsu radica precisamente en sus orígenes violentos. Con demasiada frecuencia, cualquier referencia en el debate urbano a la sutileza, flexibilidad o adaptabilidad de una técnica se percibe en última instancia como debilidad, como una confirmación de la grandeza victoriana en contraste con nuestra relativa falta de osadía y, por último, de aquiescencia acerca de la inevitable decadencia de las ciudades. En cambio, el urbanismo jujitsu, conformado tras siglos de aportaciones de guerreros samuráis, es una técnica contrastada para superar ataques frontales.
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