15 de marzo de 2012

Principios y procesos de una situación plural
Sobre lo que no nos enseñaron, ni aprendimos, pero ha de ser y estar…

Hace casi exactamente cinco años publicaba Iñaki Ábalos un artículo, digamosle, "caballo de troya" en El País, titulado "Bartleby, el arquitecto". El "artificio de engaño" del artículo consistió en que, bajo la apariencia de una disquisición sobre la necesidad de que la arquitectura "examine qué es lo que realmente le interesa de la noción de sostenibilidad", lo que en realidad se ofrecía era el rescate de un principio básico en los fines de la arquitectura, estrechamente ligado a las competencias personales de sus autores: capacidad plástica, en lo manual; dimensión estética en lo intelectual.

La frase clave, situada en la perfecta mitad del artículo, era esta: "sólo si hay una verdadera idea de belleza escondida entre tanta retórica será posible que la sostenibilidad signifique algo y esté aquí para quedarse. La arquitectura debe dejar de doblegarse ante tanto aparato y preguntarse a sí misma qué es lo que le interesa de esta noción, introduciendo en el debate una dimensión estética".

Y me ocurre hoy que, después de una emocionante visita de obras al colosal e inteligente palacio de Congresos de Patxi Mangado en Palma de Mallorca, charlando con Jacobo García Germán e Iñaki Carnicero durante lo que la magnitud del edificio balear convierte en una excursión variada y real, me doy cuenta que hemos ido repasando en nuestra conversación, y en un relajado pero argumentado entender; historias, principios y resultados de algunos arquitectos españoles, de diversas generaciones, maneras y tendencias. Gentes de variados pelajes: desde Ocaña hasta Llinás, de Soriano a Ferrando, de Elías Torres a Navarro Baldeweg, de Gironés a los Selgas+Cano, de Arquitecturia a Quintáns, de los RCR o Miralles o Pinós a Herreros o Tuñón, de Mansilla a Morales, de Mangado a Sánchez García, de los Paredes+Pedrosa a Ferrater, de Manolo Gallego a Cifuentes, de Langarita+Navarro a los Magen, Bernabad, Carroquino o Cerrejón*… Efectivamente, en apariencia nada o poco que ver unos con otros, salvo -precisamente- la distancia que en cada caso establecen estos y otros autores de arquitecturas construidas, relatadas o enseñadas entre sus competencias profesionales -lo que han aprendido y enseñan- y sus capacidades plásticas -lo que les es propio, espontáneo-: su escala estética. 

Es importante, y oportuno, recordar esta cuestión -y las antaño aseveraciones de Ábalos- por cuanto la actual reclamación, necesaria, sobre una ética solidaria con lo patrimonial en sentido material y con lo vital en sentido abstracto, pueda ocultar en un revitalizado "caballo de troya" la también necesaria reclamación sobre la potencia plástica, estética, que incluso la menor de las arquitecturas merece. O la mayor.

Y así la conversación, y las diferencias aparentes de los mencionados, se acorta cuando te das cuenta de que los trabajos de quienes apetece charlar mientras te esfuerzas en subir y bajar escaleras y en mantener la atención sobre lo dicho y oído tienen en común no tanto ser arquitectura como resultado habitable de gente capaz de "hacer hablar a las piedras", es decir: con potencia y capacidad plástica orientadas no a expresar sino -directamente- a despertar las emociones de los demás, darles lugar. Esa ilusión es, sensiblemente, próxima y necesaria. Que no nos confundan ni la escasez ni los prejuicios: lo es tanto como la propia vida.

El edificio de Mangado nos lo recuerda en Palma, siendo obra que mas allá de su tamaño, programa o detalle evidencia una habilidad singular de su autor: su (personal) competencia plástica, su sentido estético materializado. Siendo todavía obra ya denota su arquitectura. Es tremendo.

(*) no hay sitio, ni lugar aquí y ahora para agotar la extensa nómina de gentes con el don de la capacidad pástica en arquitectura, salga de dudas al respecto quien lee esto consultando los perfiles de scalae.net o la relación de autores de obras seleccionadas en la XI BEAU o la inminente relación de autores expuestos o referenciados en el "Pavelló de Catalunya i Balears" en la BIennale di Venezia 2012

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