Cerca de una treintena de arquitectos se trasladaron desde el moderno Palacio de Congresos de Valencia a la centenaria lonja de El Cabanyal para mostrar su apoyo a los vecinos y criticar el proyecto de la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, que prevé alargar la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar, a costa de más de 1.600 viviendas y de este antiguo edificio que representa el símbolo de este barrio de pescadores. Desde este edificio actualmente abandonado, leyeron un manifiesto por "un cambio de modelo en la intervención, que devuelva la palabra a la ciudadanía" y reclamaron que "se detengan los derribos".
Al tiempo que los arquitectos asistentes charlaban con los vecinos, Iñigo Magro, profesor de la Escuela de Arquitectos de Valencia, no podía explicarse "cómo hay políticos que viendo este edifico tienen tan poca sensibilidad". También Josep María Montaner, catedrático de la Escuela de Barcelona, sostenía que "si queremos una ciudad sostenible hay que cuidar estas construcciones, derribarlas supone un enorme gasto en todos los sentidos: en energía, materiales…".
Cabe recordar cómo, ya en el año 2000, el arquitecto catalán Oriol Bohigas defendió en el área de Arquitectura del Encuentro de las Artes de ese año la pervivencia del modelo actual de la ciudad histórica, "que se puede mantener muchos siglos", siempre y cuando se mantenga como una unidad colectiva identitaria. En su opinión, para lograr esa pervivencia es básico sacar al urbanismo "fuera del sistema del mercado, del neocapitalismo", para que se constituya en un componente más de la cultura destinado a la colectividad.
La lonja es en estos momentos el patio de atrás de las 40 viviendas del edificio donde se acumulan desperdicios. Los arquitectos aceptan que esta situación es insostenible y reclaman un proyecto de rehabilitación. "El Cabanyal debería ser un filtro de la ciudad hacia al mar. Con sus manzanas y pequeñas calles, manteniendo la red social del barrio. Hay que hacer un proyecto integral para la ciudad. Con la Copa América y la Formula 1 ha entrado mucho dinero, pero sólo han hecho edificios espectaculares, alguno horrible, y han perdido la oportunidad de desarrollar un proyecto global", defendió Magro. De hecho ya existe una propuesta de Santiago Cirugeda que imagina otra lonja.
Aprovechando la celebración del congreso de arquitectos en la ciudad de Valencia, este grupo de manifestantes aprovechó para llamar la atención sobre los problemas específicos de las ciudades. "Tenemos que situarnos y apostar por una construcción sostenible de la ciudad. De eso se habla en todas las conferencias del congreso, y por eso estamos aquí", argumenta Patricia Molina, arquitecta de Laboratorio Urbano, una asociación que realiza una resistencia similar a la del Cabanyal en el barrio de Lavapiés (Madrid).
La decisión final sobre el futuro del barrio está ahora en manos del Ministerio de Cultura, que debe decidir si la Llotja dels Pescadors es patrimonio cultural. De ser así impediría el derribo, después de que haya estado a punto de consumarse en varias ocasiones.
Para más información puede visitarse la página web de la plataforma Salvem El Cabanyal, dónde se puede consultar la historia y estado actual del barrio, las últimas noticias, y el Manifiesto de la Plataforma.
Ciudad: Valencia
Agentes: Iñigo Magro
Agentes: Josep Maria Montaner
Agentes: Oriol Bohigas
Agentes: Patricia Molina