El concurso para la gestión y el mantenimiento de las cuatro autovías más antiguas (que enlazan Madrid con Irún, Barcelona, Valencia y Córdoba) prevé inversiones por valor de 4.000 millones en 20 años. De esta cifra, 1.845 millones se destinarán a poner a punto las carreteras y el resto a inversiones periódicas para garantizar el buen mantenimiento de la red viaria. La renovación de las cuatro primeras autovías que se construyeron en el país correrá a cargo de empresas privadas a cambio
de un canon que pagará la Administración según la calidad del servicio que presten. De ahi sacarán su margen. El riesgo de la gestión y la inversión también son por cuenta de los nuevos operadores privados.
Las constructoras y las empresas de conservación de carreteras esperan con impaciencia que salgan los concursos de los 18 tramos en los que se han dividido las autovías, de los que 11 no tendrán declaración de impacto ambiental para que salgan en una primera fase. Si bien, hay un retraso sobre el calendario estimado que Fomento ha transmitido al sector y antes del verano será complicado que haya licitaciones. El ministerio ha accedido, en parte, a la demanda de las empresas especializadas en conservación, reconocen en el sector, y exige que tengan un 25% de peso si acuden varias empresas en consorcio.
El borrador del pliego de condiciones impone severas condiciones que las empresas deberán cumplir al milímetro ya que no hacerlo penaliza (reduce) el canon que cobrará por la gestión. Este pago es una especie de peaje en sombra (el usuario no paga un peaje directo por el uso de la vía). Las empresas percibirán un canon mensual en función del número de vehículos por kilómetro, que se corregirá al alza o a la baja según cumplan con los estándares de calidad marcados.
Fuente: Revista Via Construcción, # 32, mayo 2006, p. 15