El pasado 31 de mayo, la casa Triginer, en Vallvidrera, obra de Carlos Ferrater y Joan Guibernau, ha recibido el séptimo premio Década, que concede la Fundació Óscar Tusquets Blanca
Según la información dada por el diario ‘La Vanguardia’, el arquitecto Óscar Tusquets calificó de «pintoresco» el proceder de tantas poblaciones que recurren a un arquitecto de prestigio internacional para «aparecer en el mapa». Asi, durante el acto de entrega, celebrado en el Petit Palau, en Barcelona, Tusquets invitó a las autoridades locales, las distintas administraciones estatales y los promotores privados a meditar sobre la creciente proliferación de obras de arquitectos extranjeros en territorio español.
Tusquets hizo este llamamiento tras constatar que, en las siete ediciones del Década, los jurados -que en seis ocasiones fueron extranjeros- distinguieron edificios de arquitectos locales. «Esto debería hacer meditar a las autoridades de nuestra ciudad, que se avanzó al confiar sistemáticamente las obras más comprometidas y espectaculares a arquitectos extranjeros. Debería hacer meditar a otras administraciones de España, que se ha convertido en tierra de promisión para esta elite. Y debería hacer meditar a los promotores que están aplicando la misma política, arrastrados por la corriente mediática y suponiendo, no sin razón, que estas designaciones complacen a la Administración».
El arquitecto barcelonés hizo estas declaraciones rogando que quedara bien claro que «la intervención de grandes arquitectos extranjeros que tengan disponibilidad, entusiasmo y tiempo para dedicarse honestamente a un proyecto lejano merece nuestra más entusiasta aprobación… Siempre que estos arquitectos respeten las mismas reglas que los locales. Pero parece un poco injusto que mientras unos se rigen por las reglas del fútbol otros lo hagan por las del rugby. Bienvenidos los grandes arquitectos, vengan de donde vengan, pero que cualquier población de este país, para «aparecer en el mapa», necesite una prima donna, que ni tan sólo se digna visitar la zona, nos parece pintoresco».
Por su parte el arquitecto australiano, Glenn Murcutt, único integrante del jurado, declaró en su acta que «la buena arquitectura permanece cuando las modas han pasado, y este premio nos ofrece una ventana más allá de lo inmediato». Refiriéndose a la casa Triginer -«una obra moderna, que resiste el paso del tiempo, serena, racional y merecedora del premio»-, Murcutt destacó el modo en que se sitúa sobre el terreno para capitalizar las vistas sobre la ciudad y valoró la aparente simplicidad del trabajo arquitectónico, «aunque todos sabemos que la simplicidad es la otra cara de la complejidad».
Murcutt añadió además, que «el edificio de la casa Triginer tiene en cuenta las condiciones climáticas y se adapta a las variaciones estacionales, modulando y aprovechando el uso de la luz, de la iluminación solar, la ventilación, la calefacción y la refrigeración».
Ref.
Carlos Ferrater, Arquitecto: [www.ferrater.com]
Fuente: Centro de Enlace AE BCN