…about Oriol Bohigas: Carlos Quintáns

[Carlos Quintáns para scalae] Elegir una obra de Oriol Bohigas para comentar puede parecer una tarea fácil o difícil. A mí se me antojaba difícil, ya que se mezcla el interés por hablar de más de una obra y por tanto la necesaria selección de entre varias que me interesan; pero, ya dispuestos a asumir que tenía que realizar una selección, me mostraba más dispuesto a rescatar sus obras más antiguas en compañía de Josep Martorell y David Mackay frente a una labor más reciente y conocida y dentro de aquella prefería la obra de tamaño pequeño en la que me parece que puedo identificar una mayor densidad de intenciones y posiblemente acompañadas de una intensidad matérica o digamoslo “tectónica”.

 

Me parecía de justicia el recuperar la vivienda de Canovelles que ha pasado a un olvido injustificado, no entiendo que no aparezca una y otra vez publicada, recordada. Todavía tengo presente la primera vez que la ví con apenas unas fotografías, unas plantas y una axonometría. En ese primer momento me dediqué a escudriñar las razones que escondía esta vivienda en la que veía una cantidad ingente de recursos de quien los maneja con soltura y les encuentra su acomodo de una forma clara. Me aparecían y me siguen apareciendo dudas de como podía ser lo que rodea la vivienda, si se muestra lo que le rodea, si permite ver. Me interesaba saber más de quien podía encargar una vivienda así, al igual que me gusta saber de quien sintoniza con los arquitectos y ayuda a conseguir viviendas especiales.

 

La casa la recordaba nítidamente a pesar de lo escondida que estaba por mi biblioteca y he aprovechado para ir a rescatarla. Si tengo que definirla rápidamente diría que es una gran escalera sobre y bajo la que aparecía la casa. De alguna forma era un planteamiento absolutamente distinto al desarrollado en la escuela Thau, en donde se encierra lo que ocurre sobre la escalera y aquí, la escalera se abre a la captura de los acontecimientos que puedan ocurrir al aire libre.

 

Una base solida, dura, entre la que emerge una estructura metálica o mejor dicho: dos. Dos estructuras metálicas paralelas, avanzando de forma distinta. Dos estructuras separadas por la escalera que comunica los dos niveles. Una escalera, la de menor entidad, que cobra un especial protagonismo en esta relación estructural, las otras escaleras ya saben de su posición importante en la configuración volumétrica de la vivienda. En realidad es una casa en la que lo primero que ves es una enorme escalera en la que la vivienda se va situando bajo ella y lateralmente de una forma rígida y ordenada y sobre ella y expandiendose un volumen acristalado con un planteamiento absolutamente libre para ordenar lo que puede ocurrir en su interior y para trabajar con el vidrio al igual que lo había hecho Mies van der Rohe en el rascacielos de vidrio para la Friedrichstrasse.

 

La estructura que lo ordena todo se inserta en el basamento y sobresale para servir de soporte a las protecciones tan lógicas sobre el vidrio y también elevándose sobre los volúmenes mas cerrados. El sólido formado bajo las escaleras es denso con los huecos atendiendo a lo establecido por la estructura y al mismo tiempo a su compartimentación interior, su materialización sencilla: unos bloques de hormigón sin revestir al igual que en la escuela de Sant Adriá, otra joyita de esas de las que hablaba al principio que me obligaban a decidir sobre que obra escribir. En Sant Adriá el bloque entre la estructura de hormigón y bajo una cubierta inclinada reforzando una tranquilidad que en Canovelles se vuelve sofistificación y elegancia.