Calatrava, Moneo, Gehry o Foster son, entre otros, arquitectos que han hecho que algunas bodegas de España, no solo estén muy ligadas a la arquitectura actual, sino que sean sorprendentes edificios muchas veces convertidos en obras de arte.
Hace unos años se hablaba del turismo enológico, gracias al cual muchos visitantes se acercaban a bodegas de renombre, para aprender lo máximo posible de la elaboración del vino, el funcionamiento de una bodega por dentro, o participar en catas. Pero lo que antes eran contenedores de cultura, ahora también son exponedores de ella. Y es que la modernización de los procesos vinícolas, se lleva al exterior para verlo reflejado también en los edificios cuya finalidad traspasa la labor de conservación y almacenaje.
Muchos son los ejemplos de estas “obras de arte”. Este movimiento, empezó con el Guggeheim de Bilbao, de Frank Gehry, y es que esta obra fue la inspiración del arquitecto para hacer la bodega de “
Marqués de Riscal”. El titanio y las curvas vuelven a ser protagonistas de una construcción que alberga también un hotel de lujo, un restaurante, un museo y hasta un balneario que utiliza la vinoterapia para tratar a sus clientes.
Otros ejemplos de esta corriente son las de
Señorío de Arínzano, perteneciente a la bodega navarra “Chivite”, de Rafael Moneo. Con un gran arco que abraza y rodea tres antiguas edificaciones (una torre, una casona y una iglesia).
Santiago Calatrava, con “Ysios” (de
Domecq, en Laguardia), y un espacio vanguardista con muchos contrastes producidos por las formas cóncavas y convexas, y la combinación de aluminio y madera.
Foster, en el 2008 proyecta “Portia”, del grupo
Faustino. Una obra con forma de estrella de tres puntas los tres momentos clave de la elaboración del vino: fermentación, envejecimiento y conservación.
“Protos”, con Richard Rogers en Ribera del Duero (en Peñafiel, Valladolid), acaba de inaugurar formalmente las instalaciones.
La unión enología-arquitectura, nace como herramienta potenciadora de una imagen, suponiendo una revolución en el sector vitivinícola español. Una alianza para impulsar la imagen de las bodegas, dar un salto cualitativo en el mercado y para entrar, de forma indirecta, en otros negocios relacionados con el turismo enológico, como el del alojamiento.
Pero tal vez este momento esta llegando a su fin, y habrá que buscar nuevos caminos y nuevas formas de diferenciación.