El Arquitecto madrileño hace de director y de dramaturgo en una obra inspirada en el Lazarillo. El escenógrafo de la obra, Tomás Muñoz, es licenciado en bellas artes y profesor de escenografía en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Europea de Mad
16 de diciembre de 2011

 Juan Ayala estudió arquitectura en la ETSAM, completando su formación de arquitecto en la universidad de Bellas Artes de Ginebra. Estudia dibujo al natural en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y creación dramática en París en la escuela internacional Jaques Lecoq. También en París se forma en técnicas de mimo corporal en la escuela 

Hippocampe (técnica Decroux). Completa su formación en Londres en la London International School of Performing Arts (LISPA). 
 
Su formación teatral también incluye curso de creatividad circense con Nuyeng Lang y creación de títeres con José Luis Luque. Ha trabajado como director y dramaturgo en los espectáculos:  Ballet Geométrico (Performance para la Exposición Amarte, Madrid, 2004), La Cuerda y  Mecanism@ (fundación Lembranza. Madrid, 2005-2006),  Astuntxiri Show (FRINGE Festival. Edimburgo, Escocia 2006),  The Gravity Project (East Midlands Tour, Inglaterra, 2007-2008),  DKDEN_t (Teatre de la Bona Sort, Barcelona, 2008),  Siempre Se Me Olvida Algo  (fundación COAM, Madrid, 2008), y  Popol se ha ido  (Teatre del Raval, Barcelona, Kubik Fabril, Madrid, 2011). Dirige, escribe e interpreta  Simultáneo, inauguración del pabellón español en la Biennale di Architectura de Venezia 2004.
 
Como actor ha trabajado en los espectáculos:  Out of chaos ( Primer premio ACT festival 2008, Bilbao, Fringe festival 2009, Edimburgo),  Rooftops (VI Journées théâtrales de Chefchaouen, Marruecos, 2007)  Fando et Lis  de F. Arrabal (Théâtre du Temps, 2009, París)  Hyppolitus versión de Timberlake Wartenbaker (Gira nacional en Inglaterra 2009),The Harbour con Limbik Theatre (Gira rural en Inglaterra, 2008) El Público de F. G. Lorca (Gira nacional, 
2006), Sopar de Nadal con la compañía catalana La Guapa Teatre (Sala Muntaner, 2009-10, Barcelona), y Babakas (Midlands arts Centre, Birmingham, 2011). 
 
La obra, "Lázaro", a partir del clásico, habla de engaño, miseria, picardía, hambre,  tretas, amos, siervos, abandono, dependencia, soledad, traición, necesidad  y otra vez engaño. Lázaro es todo eso. Mediante timos y mentiras el Lazarillo alcanza la “madurez”. Una madurez basada en el sacrificio de la conciencia, el autoengaño, la elección de ignorar lo que sabemos para poder vivir en paz. Estrenado con éxito en el Festival de Almagro, LÁZARO es un montaje hecho de retazos de memoria, roto, a semejanza de su protagonista. Tres actores, un 
montón de ropa, y algo de música serán lo único necesario para contarnos esta crítica ácida a la sociedad de su tiempo, al oír, ver y callar, a la doble moral, que nos devuelve, como un espejo, una imagen clara de lo que aun somos. 
 
En el siglo XVI, el imperio más imponente “donde no se ponía el sol”, vaciaba las arcas en las luchas de religión. Paradójicamente, España, extraordinariamente rica, se moría de hambre. Cinco siglos después, la crisis económica, los intereses sustentados por medios opresivos y al amparo de la ley y el poder institucional, se revelan como fundamento tanto de la historia de LÁZARO como de la actualidad. Lázaro es el paria de ayer y de hoy que logra 
integrarse en la sociedad  porque renuncia a su honra, un privilegio que detentan sólo las clases económicamente fuertes.
 
En la difusión de la obra, hablan de "Lázaro hoy" como:
 
Hoy más que nunca,  El Lazarillo de Tormes se presta para escenificar las relaciones de poder entre amo y siervo, y, por extensión, las relaciones humanas donde la jerarquía aunque pueda ser flexible es imposible de erradicar. Un viaje en solitario donde Lázaro aprende de sus amos, y a base de palos, que la única forma que tiene para sobrevivir es el engaño. Una sucesión de estrategias que el protagonista revela ya sea contando las tretas de otros o poniendo en práctica las suyas propias, ingeniadas por el instinto de supervivencia. 
 
Inspirado en El Lazarillo de Tormes, el manual de la picaresca por excelencia, la obra nos narra el camino hacia la pérdida de la inocencia en un espectáculo donde el público es partícipe de este viaje/aprendizaje, a veces como 
observador y otras de forma activa,  cómplice del engaño. Los actores manipularán el espacio para crear significados interpretando personajes, objetos o incluso luces en una puesta en escena ambientada  con música en 
directo.
 
En el Teatro Español de Madrid hasta el 1 de enero.
País: España
Ciudad: Madrid
Agentes: Juan Ayala
Agentes: Tomás Muñoz
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