Editorial 20230401 «Alumnos (estudiantes) de arquitectura…»

Anda estas semanas últimas el patio alterado a cuenta de la huelga*del profesorado asociado de las universidades públicas españolas por razón de la nueva LOSU. La alteración es, si cabe, de mayor alcance para el caso de las Escuelas de Arquitectura; quizá por superponerse al conflicto laboral otras cuestiones pendientes como la actualización de los planes de estudios y -en algunos casos- de la política de uso de los espacios y talleres docentes sumada a la obsolescencia, no programada pero real, de (todos o algunos de) los recursos e instrumentos disponibles en (algunas de) las facultades.

Son temas gruesos y cuestiones que será necesario, escuela a escuela, escudriñar para poder proyectar unas profundas y urgentes actualizaciones.

Temas, a su vez, sintomáticos de la necesaria reconexión plena de las escuelas de arquitectura con el tiempo presente, en la medida en que el contexto profesional, administrativo, de mercado laboral, tecnológico, instrumental, y de requerimientos sociales para con los estudios de arquitectura y para las derivadas profesionales de personas graduadas y habilitadas como arquitectos han cambiado, local y globalmente, una barbaridad en los últimos 30 años.  

Mas si se tiene en cuenta que los vigentes planes de estudios son meras revisiones administrativas –escasas en el replanteamiento de contenidos y procedimientos–, de planes mas antiguos. Revisiones planteadas para encajar en la dinámica universitaria “bolonia”. En el fondo la carrera española de arquitectura mantiene idéntica su orientación, como productora de profesionales arquitectos, desde hace prácticamente 50 años. Sometida en sus revisiones a un adelgazamiento mediante mermas periódicas que han ido recortando el contenido instrumental, tiempo y número de cursos dedicados a la formación reglada por ley de la profesión de arquitecto.

De hecho el lio actual de río revuelto lleva a que hoy sea posible obtener en algunas escuelas la atribución profesional tras superar escuetamente cinco cursos de Grado (incluido el Proyecto Final de Carrera ) mientras que en la mayoría, escuelas públicas y privadas, son necesarios cinco cursos de Grado y un curso de Master Habilitante (que incluye Proyecto Final de Máster) tal y como se acordó en la Conferencia de Directores de Escuelas Españolas de Arquitectura en 2011.

En suma… temas candentes a revisar y actualizar que, sea com sea, se enfocan a la formación de alumnos, estudiantes, de arquitectura(superior), de hoy y de mañana.

Así que: ¿Y… los alumnos (o estudiantes)? ¿Han cambiado también? ¿Es a fecha de hoy lo mismo un alumno de disciplina arquitectura que un alumno de profesión “arquitecto”?

En mi opinión –según he ido verificando en un recorrido que abarca mas de treinta años participando en docencia y en directivas de escuelas tanto pública como privadas–  las personas que cruzan cada septiembre por primera vez la puerta de las escuelas de arquitectura atienden actualmente motivaciones mas que nunca lejos de ser homogéneas o comunes. Su idea previa para con la implicación en los estudios de arquitectura primero y en su futuro desempeño profesional después es, en la mayoría de los estudiantes, diferente o incluso lejana de lo que pretende y quizá obliga sin remedio el recorrido completo actual de cinco cursos de Grado mas un curso de Master Habilitante (PFM).

Quizás sea de ayuda, cuando menos, a quienes se han de enfrentar de inmediato a los temas y actualizaciones descritos, ir deglosando las tipologías y motivaciones de estudiantes que pululan contemporáneamente en las escuelas.

Lo haremos, seguirá.

Félix Arranz
Arquitecto y editor de SCALAE

(*) ver editorial scalae del mes de marzo de 2023
Ilustración: acceso al vestíbulo de la Escola Técnica Superior d’Arquitectura de Barcelona