Síntomas y diagnósticos de un cambio XXVIII (incluido en boletín 30)
1 de marzo de 2010

 Artículo incluido como editorial en la circular semanal «boletín SCALAE» en su edición 030

Frederick J. Turner, espoleado por el informe del censo estadounidense de 1890 en el que se certificaba la disolución de la frontera americana de colonización, escribía en las conclusiones de su ensayo El significado de la frontera en la historia americana: «(…) y la frontera se ha visto acompañada por una frescura, una confianza y un desprecio por la vieja sociedad, junto con una impaciencia por librarse de sus imposiciones e ideas y una indiferencia ante sus enseñanzas. Lo que el mar Mediterráneo fue para los griegos, rompiendo los lazos de la costumbre, ofreciendo nuevas experiencias, dando lugar a nuevas instituciones y actividades, eso fue la siempre movible frontera para los Estados Unidos en mayor medida y de una manera directa, y remotamente para las naciones de Europa. Y ahora (1893), cuatro siglos después del descubrimiento de América, al cabo de cien años de vida constitucional, la frontera ha desaparecido y con su desaparición se ha cerrado el primer período de la historia americana».

Con su diagnóstico, Turner acertó a ofrecer una de las que han sido principales argumentaciones sobre la base del carácter nacional de los estadounidenses y, quizás, también sobre la base genética de los profesionales colonizadores, y simultáneamente descolonizadores, por excelencia: los arquitectos. O por decirlo de otro modo: carácter de unos profesionales, los arquitectos, que por oficio y por instinto aspiran a disolver los límites allí donde se puedan localizar, a ampliar las fronteras físicas y las intangibles hasta hacerlas desaparecer. Y todo lo contrario: instalarse en el mismo límite. (El asunto es que Turner ni menciona a los arquitectos, pero nos viene al caso.)

Eugenio Trías, recuerda de un modo todavía mas literal -a los europeos, cuando menos-, que ese vivir en el límite es la definición misma del sujeto mediterráneo, cuando al lanzar su peculiar «plano de emplazamiento» en Etica y condición humana, advierte que «Habitar el límite y reconocer nuestra condición fronteriza requiere considerar, además de la ambigüedad del concepto, lo que el límite o limes era para los antiguos romanos: la franja fronteriza de territorio habitable en la que confluían ciudadanos y extranjeros».

Un límite ancho, frontera difusa, en el que -al modo de los vernianos Nicholl y Barbicane, que pugnando por construir la bala más penetrante uno, o la carcasa más resistente el otro, terminaron por llegar a la luna- deambulan los exploradores arquitectos entre extremos: de ciudadanos y extranjeros, de quienes regulan y quienes desrregulan, construyendo y disolviendo, poniendo límites y abominándolos, habitando la frontera y saltando a un lado u otro de la misma.

Nos interesa saber y hablar de esa frontera, de ese límite entendido como lugar, en la medida en que vuelve ahora a ser signo de los tiempos cuando vemos los desbarajustes en los que andamos metidos y pretendemos que la melancolía no sea quien guíe a nuestros representantes, académicos y profesionales. En la frontera no hay mirada atrás.

A modo de vacuna colectiva, recolección de antídotos, no se nos ocurre entonces sino atender la complicidad que nos brinda una empresa con sentido de la exploración como ROCA, que responsablemente intenta abordar el futuro y el modo de mejor atender espacios pensados para las personas y su bienestar mucho mas allá de lo doméstico, para intentar situar esa frontera compartida, posiblemente en ausencia de límites, desde las experiencias de exploradores como el colectivo onvasbcn? (dónde vas bcn?), Xavier Claramunt, Enric Ruiz-Geli, AceboXAlonso, Mmasa, STAR (Beatriz Ramo), Patrizia di Monte (estonoesunsolar), Izaskun Chinchilla, Xavier Martí (OAB), Ethel Baraona o Manuel Ocaña y con la ayuda de personas con notoria capacidad crítica y experiencia como Fredy Massad, Rosario Fontova, Enrique Encabo y Oriol Bohigas.

Desde tres ópticas complementarias: social, de sensibilidad y profesional, intentaremos compartir, al menos por unas horas, como ciudadanos y simultáneamente extranjeros, esa frontera que nos une y separa de nuestro propio futuro.

Si quieres acompañarnos no olvides registrarte aquí. Será en el ROCA Barcelona Gallery, el jueves 4 de Marzo y las plazas son… limitadas.

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