[Rogelio Ruiz Fernández, dr. arquitecto, para scalae]
GALICIA DE MUSEOS
Sobre algunos vistos desde un puente.
Galicia tiene algo de mágico, de leyenda, de meigas y de brumas. Mis viajes allí siempre empiezan por una parada en Mondoñedo para ver, si es de tarde, el sol estrellarse contra la catedral que miraba (Álvaro) Cunqueiro. Allí había un mago que vendía conjuros y el Rey das Tartas, dulces bigotudos. Ahora Galicia es otra cosa. El local del mago lo alquiló una compañía de seguros (no sería tan mago) y el Rey das Tartas montó una franquicia…Ya da todo igual, desde hace unos meses Mondoñedo es un punto allá abajo en la memoria cuando vuelas por el viaducto. Pero no vamos a hablar aquí de un viaducto sino de un puente en el que estuvimos viendo unos cuantos museos.
Recuerdo a don Andrés Fernández-Albalat, hace años, contándome como en el pequeño museíto de Rosalía de Castro, al que me había llevado mi padre, las viguetas de madera del techo no tocaban el muro para que la sinceridad constructiva mostrara que los forjados ahora eran de hormigón. También el de la cerámica de Sargadelos, tan austero. Los que veremos ahora son un poco más ambiciosos, más repulidos, más modernos…
En la Coruña me llamó la atención el Nacional de Ciencia y Tecnología, por las soluciones constructivas y la doble piel que crea una luz opalina en el interior (como el de Bregenz), y que genera una escala impresionante en algunas partes como donde contiene la cabeza de un boeing 747 (¡el primero en el que crucé el Atlántico y que me hizo mucha ilusión ver!). Incorpora unas soluciones ligeras con cortinas de mallas (foto portada) que me parecieron magníficas. Le debemos este proyecto a Acebo y Alonso, que nos dejan afuera escultura y frase: “His bones are like rods of iron”Job 40/18 the Bible, palabras que nos hacen pensar en la estructura de esta fachada que vemos borrosa tras el vidrio interior. Encuentro extraño que donde la caja se hace transparente para ver el mar, corresponde a oficinas y no al visitante (quizá alguna sala que no vi permitiera esta relación). Debo decir, que un esfuerzo económico como éste no debería ocupar un lugar secundario en la ciudad, debería haber salido al horizonte, a primera fila… a destacar como lo hace el Domus, Casa del Hombre, aunque ya con más años, de Arata Isozaki, que sigue teniendo un gran tirón popular por su contenido. Este sí que tiene una presencia urbana importante con el imponente alzado curvo en pizarra que se ve desde toda la bahía.
Otro pequeño, de Creus y Carrasco, dedicado a la obra del pintor Luis Seoane, que a mí me encanta, y que mantiene solo el pavimento de un antiguo claustro y sus columnas toscas y genera alrededor una serie de espacios que cierra una caja blanca que se rasga con brise-soleils de piedra horizontales, que en algunos momentos se hacen blandos con sus curvas.
En la Coruña hay otros dos muy interesantes de Manolo Gallego que son el pequeñito Museo de Arte Sacro en el casco antiguo, que es como un relicario y que con un lenguaje moderno, pero no impositivo, se integra con amistad en el entorno (necesita un repasín ya, lo que es pintar por lo menos). También suyo, y realmente una obra impresionante es el de Belas Artes que es una enseñanza de convivencia entre materiales, detalles constructivos y relaciones espaciales como las que se producen entre los salones excavados de la planta baja (muy Jacobsen) y la calle interior que separa lo nuevo de los edificios anteriores. Siempre me pregunté, y se lo pregunté la última vez que estuve con él, por qué han tenido a Gallego dando clases de urbanismo (sin desmerecer la disciplina). También en Santiago tiene Gallego, nuevo y ya muy premiado el museo de las peregrinaciones que conoceréis (Bienal Arquitectura Española).
(Nicholas) Grimshaw, el inglés high-tech, se ha marcado uno muy protagonista al final del paño de las preciosas galerías en Cantón Grande. Siendo
de todos modos, por su acabado en cristal, pertinente. Me gustó mucho la exposición sobre Leopoldo Nóvoa (alen do tempo) en la que casi todas las obras estaban hechas con los restos de toda su producción anterior que ardió en su taller de Paris (como un Ave Fénix).
En Coruña también local expositivo bajo la torre de Hércules (un poco claustrofóbico) y todo el espacio exterior que se ha convertido en una suerte de museo de escultura al aire libre, con aquella caracola que recuerda la de “Don Juan en los Infiernos” de Gonzalo Suárez y aquellos menhires de Manolo Paz… Y el acuario, si vais con críos, donde podéis saludar a un ajolote que a mí me da la risa solo de mirarlo (si no me paro a pensar lo triste que es que este el pobre allí encerrado tan lejos de su casa mexicana).
En Santiago estaba cerrado el nuevo museo de Historia Natural Luis Iglesias, de César Portela, que me sorprende como cambia de registros, muy bonito, más interesante para mí que otros como el de la Mar de Vigo (con Aldo Rossi). Este de Historia Natural en un parquecito delante del NH Obradoiro (me gusta dar propaganda a quienes se lo gastan en arquitectura) de Aranguren y Gallegos, muy guapo, donde nos alojamos y cerca de la Escuela de Música de (Antón) Garcia-Abril que prefiero con mucho al desmadre de los Picapiedra de la SGAE que también está allí tapándole las vistas al parque a unas humildes casinas que hay delante, o detrás (la arquitectura siempre acaba siendo una metáfora de la realidad).
Fuimos a ver, aun no había estado, la Cidade da Cultura, con partes inacabadas y esa soledad inmensa, devastadora que me recuerda edificios de regímenes autoritarios donde nadie pregunta quién ordena o quién manda. Me lo pase bien no obstante viendo las maquetas de los demás presentados allí expuestas (mucho más sensatas y por ello quizá no escogidas) y espacios muy guapos como el de la biblioteca (creo que me gustó más porque por fin vimos algo de gente, cuatro o cinco). Es gracioso, de nuevo la metáfora, en la tierra de las casas sin acabar (como fotografiaron las arquitectas de Spanish Dream), su mayor edificio aparece también como una muestra de una tierra que no se acaba de definir…
Además Compostela siempre merece un paseo por el parque de Bonaval y luego entrar en el de (Álvaro) Siza del Centro Galego de Arte Contemporáneo, por supuesto (y ver cuanto mejor envejece este acabado en granito, impuesto con acierto por los arquitectos municipales, que el de la universidad blanco Siza). Esta relación tan buena con los portugueses me recuerda una viñeta de Castelao en la que (en galego) un niño en el bote pescando con su padre en la ría de Vigo le pregunta: “y entonces ¿esos de ahí enfrente no son como nosotros y los de Madrid sí?”
Luego en Lugo me gustó mucho, falta contenido (esto en muchos de los vistos aunque no haya incidido en ello), el de Nieto y Sobejano, con sus curvas, con su espacio excavado, como vas bajando… Un poco violentos cambios entre acero corten exterior y otros acabados pulidos internos. Pero muy, muy, muy bueno. Y muy salados los miembros de una asociación, Terra Copora que nos amenizaron mucho la visita.
Ya sé, el de la ciudad de Pontevedra que va creciendo desde Celestino G. Braña y Reboredo hasta la fase preciosa y precisa de Pesquera y Ulargui pero no fuimos, ni a Vigo esta vez (fundación Barrie de la Maza, Mansilla y Tuñón), o el de Aldo Rossi que decía antes, el de Maria Pita de Franco Taboada en la Coruña muy respetuoso o el Do Pobo Galego en Santiago y también otros más rurales que me resultan más difíciles de acceder con poco tiempo, aunque sin duda merecerían la pena como el Centro Etnógrafico e Cultural do rio Mandeo (Barge Bouza) que tiene una pinta estupenda o el Centro de interpretación parroquial de Vedra (Fermín G. Blanco),o una Sala de Exposiciones en Bertamiráns muy elegante de Salgado y Liñares, y muchos que me quedarán…
Cerramos ya con esta tierra, resignada a veces, como los arquitectos últimamente, que tantas veces nos pasa como a ellos que: “Mexan por nós e temos que dicir que chove”. Galicia es mucha Galicia y aquí, como os dije, sólo un fin de semana un poco largo… Pero aunque veamos que la bruma se disipa y lo más nuevo parece que sale ahora luminoso, por Dios, que siga habiendo ese pan, esa empanada, ese pulpo, grelos, pimientos, vinos ligeros…¡No sé si quiero, que sean ahora, los gallegos tan modernos! ¡Galiza, unha gran aperta!
ROGELIO RUIZ FERNANDEZ, DR ARQUITECTO. SCALAE, JULIO 2014
FOTOGRAFIAS:
todas de Rogelio Ruiz Fernández
Portada, Museo Nacional de Ciencia y Tecnología. Acebo/Alonso arquitectos. foto RR
Foto 1: Museo Nacional de Ciencia y Tecnología. La Coruña, Acebo/Alonso arquitectos. foto RR
Foto 2: Fundación Seoane, Creus/Carrasco arquitectos. La Coruña. foto RR
Foto 3: Museo Historia Natural Luis Iglesias, Cesar Portela arquitecto,Santiago. foto RR
Foto 4: Cidade da Cultura. Eisenman architect, Santiago, foto RR
Foto 5: Maqueta de Cidade da Cultura. Eisenman architect, Santiago. foto RR.
Foto 6: Museo Ciudad de Lugo. Nieto/Sobejano. foto RR
Foto 7: Mantel manchado y dibujado, conversando y recordando la mañana, Rogelio Ruiz.