La avenida de la Armada Española, ubicación del Paseo Marítimo, constituía un auténtico obstáculo para la integración de la trama urbana con el frente litoral, con una dimensión en planta ocupada mayoritariamente por el tráfico rodado (dos calzadas de circulación con doble carril), por lo que el área peatonal se veía reducida a una estrecha franja de aproximadamente 3,5 metros de anchura. Cuando se aborda la problemática de la integración de la franja litoral con el medio urbano siempre aparece como obstáculo, en muchas ocasiones insalvable, la reordenación y acomodo del tráfico rodado soportado por las vías existentes. En el caso que nos ocupa, el proyecto ha conseguido el efecto deseado de alejar el tráfico de carácter interurbano del borde litoral, aliviando la circulación de la avenida existente. De esta forma, y como consecuencia inmediata, aparece la oportunidad de una actuación con un marcado carácter urbano, que suaviza la transición entre la Playa de Poniente y el casco urbano y que constituye en sí misma una obra singular de referencia.
El paseo marítimo de Benidorm no se entiende como frontera-borde sino como espacio intermedio que permeabiliza la transición entre ciudad construida y espacio natural. Se estructura como un espacio dinámico que permite el paseo y el mirador sobre el mar, pero también organiza diferentes zonas de estancia para la contemplación. El Paseo recoge los flujos longitudinales y transversales de las diferentes circulaciones y los canaliza permitiendo accesos cómodos a la playa, eliminando las barreras arquitectónicas y permitiendo el acceso directo.
Su diseño conduce a que se convierta en un lugar arquitectónico que moldee una topografía nueva y juegue con la luz y las sombras mediante un conjunto de líneas sinuosas trenzadas que establecen los distintos espacios y que adopta distintas formas naturales y orgánicas, recordando la estructura fractal de un acantilado así como el movimiento de las olas y las mareas.
El paseo se estructura en diferentes capas: una primera capa estructural define mediante una superficie alabeada, la línea de borde o linde con la playa y el mar, acabada en hormigón blanco. La segunda capa presenta texturas de acabado del pavimento en diferentes colores. Y, por último, una última capa conformada por el mobiliario urbano. Estas tres capas, junto con los elementos naturales -agua, vegetación, etc…- construyen un lugar homogéneo con personalidad propia, al reunir como un único concepto, tecnología constructiva y naturaleza.
El nuevo paseo marítimo de Benidorm se propone así como una nueva forma que integra lo artificial construido y lo natural.
Su diseño no obedece al azar sino que surge de establecer unas determinadas leyes, una línea geométrica y una modulación. De esta forma, se establece una lógica de construcción facilitando su modulación en partes. La playa invade parcialmente zonas antes ocupadas por el antiguo paseo aumentando la superficie de arena y reduciendo la de asfalto.
Desde el mar, el paseo construye una nueva fachada que facilita la visión y establece un nuevo límite, que integra las diferentes circulaciones en sus pliegues y plataformas, eliminando una barrera y construyendo un auténtico lugar de paseo, estancia y reposo para las personas.
Ciudad: Benidorm
Agentes: Carlos Ferrater
Agentes: Xavier Martí
Autoría de la imagen: www.paseoponiente.es
]