“Amic del Romanic” y amante de la arquitectura moderna pero enemigo de las matemáticas, la física y la química, Santi Ferrer-Vidal empezó con Historia, pasó por la Escuela Superior de Arquitectura de Terrassa y acabó en Diseño.
EINA, Escola d’Art i Disseny, le proporcionó el caldo de cultivo perfecto para desarrollar su parte más creativa conviviendo con gente con sus mismas inquietudes. Un sitio donde entender y cambiar la arquitectura, el diseño.
Ahora compagina las horas de docencia en EINA con la dirección de su estudio donde, desde su punto de vista, se diseñan muchas viviendas y pocos hoteles y restaurantes.
Crítico con la Barcelona actual y contrario a sus campañas agresivas de saneamiento estético afirma, como antes había hecho el GATCPAC (Grup d’Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrés de l’Arquitectura Contemporània), que es una ciudad desproporcionada.