A Enrique la arquitectura le viene de família. Entró en la ETSAB y a media carrera, en el 1982, se quedó en silla de ruedas. Para aquel entonces era de los primeros arquitectos en esta situación y, no contento con las barreras que se encontró, se hizo delegado para reclamar los derechos básicos. Más tarde compaginó los estudios con un trabajo de becario en la Generalitat y cuando en el 1985 salió el Decreto de Accesibilidad estaba en el sitio adecuado, en el momento adecuado. Una cosa llevó a la otra, y esa otra fue Barcelona’92 y sus Juegos Olímpicos donde se encargó de la accesibilidad. Hoy en día habla de 4 tipologías de arquitectura: 1) la adaptada 2) la practicable 3) la visitable y 4) la convertible en accesible. La apuesta definitiva en arquitectura accesible es la llamada “accesibilidad invisible”.