Covadonga Carrasco (Ribadeo, 1965) y Juan Creus (A Coruña, 1966) son arquitectos por la ETSA de A Coruña. Esta pareja de no solo comparten la vida, sino también un estudio profesional desde 1994, en la calle Tinajas de Coruña. Numerosas obras, conferencias publicaciones y colaboraciones avalan una trayectoria que la semana pasada el Colegio de Arquitectos de Galicia remarcó, entregándoles dos primeros premios por edificación de nueva planta y por remodelación, y haciéndoles finalistas por la rehabilitación del hotel Altamira.
- Casa Mercedes: Primer premio en la categoría de edificación de nueva planta.
Está situada en la Ciudad jardín de la Coruña (enfrente del estadio de Riazor). “Salió casi como una obra escultórica, como un bloque de piedra con una textura y un color que llaman la atención”, según palabras de Carrasco que confirma así porqué muchos ya la bautizaron como “la casa roja”. En la fachada utilizan un granito que cambia en función del sol y de la lluvia, tomando tonos desde el rojo hasta el anaranjado.
- Remodelación del Puerto de Malpica: Primer premio, en la categoría de Espacios Abiertos Públicos.
El proyecto forma parte de la reforma de la fachada marítima del pueblo costero de Malpica. La obra se caracteriza principalmente por hacer un paseo intermedio, que separa lo público de lo privado. Descubren un nuevo espacio, que separa las actividades portuarias de las deportivas y de ocio. Y dan acceso a la punta de la Plancha, que se ha recibido con aceptación y ahora los vecinos van a pescar.
- Hotel Altamira: Finalista en la categoría de rehabilitación.
El edificio está situado en el casco histórico de Santiago de Compostela. Lo que en su día fue un bajo comercial más viviendas, ahora pasa a ser un hotel, donde los arquitectos llevan a una de su máxima expresión el concepto de minimalismo. Pocos elementos compositivos, materiales (madera de tea y fresno) o colores (blanco), consiguen un resultado donde la intervención arquitectónica destaca por su sencillez; mejorando las mejorando las condiciones espaciales y ambientales del interior pero manteniendo en todo momento por el entorno en el que se encuentran.
Mantienen los elementos que definen la tipología (fachadas, medianería, volumen o estructura de forjados), y la distribución de usos: Lo que fue el portal ahora está ocupado por la recepción; el comercio por el restaurante; y las plantas destinadas a vivienda ahora son las habitaciones.
La intervención se centró en tres líneas: un zócalo de mármol que envuelve el restaurante y la recepción, y distingue zona pública de privada; un distribuidor que funciona a modo de abanico en las plantas de habitaciones (siendo todas distintas, pero con cualidades semejantes); y la escalera y el ascensor que hacen las veces de lucernario, para meter la luz al interior.
Entre sus obra figuran ejemplos como la Lonja de Fisterra; el Edificio das Artes, en Pontevedra; una casa de Tapia de Casariego, Asturias; los edificios dotacionales y espacio público, en Lugo; y el edificio que acoge la Fundación Luis Seoane en A Coruña. La Fundación (un antiguo cuartel, cuyo proyecto ganaron en un concurso de ideas), es una de sus obras más reconocidas y premiadas, además de ser muy representativa de su manera de trabajar.
Se aproximan a la arquitectura a través de lo existente, del entorno y de la gente, para tratar de dar continuidad en el tiempo. Para explicar la “continuidad de las necesidades vitales”. “Nos preocupa el espacio social, de él nacen el lugar y el contexto real que mide las exigencias y los parámetros de intervención. Estrategia y proceso constructivo deben cualificar el espacio y la obra a través de la participación, no de la imposición. No somos los únicos creadores. Las obras no son nuestras”. Su último proyecto es la rehabilitación de la cárcel de Lugo, para convertirla en un centro social, donde tratan de conservar el espíritu y la esencia de la obra.
Ref: Creus y Carrasco arquitectos; La Voz de Galicia y On Diseño