17 de noviembre de 2008

Manuel Cerdà envía instrumentos: un espejito redondo, de dos caras y 6 cms de diámetro, y un prisma transparente de 10 x 5 cms, ambos de un espesor de 3 mms.

Y un comentario, que reproducimos:

‘Un pez es un fragmento de líquido moldeado.

Según el agua en la que habita, su cuerpo se define.

Según su propia experiencia, su alma toma forma.

Nada y se desplaza absorbiendo cada átomo del fluido éter circundante.

De todo aprende y todo le influye. Este primer pez no tiene aún carácter.

Puede ser cualquiera. Es un concepto.

Su vida y vivencias irán maleando, definiendo su personalidad.

Y de su manera de entender el mundo, nacerá su figura.

Será el mismo, en su lugar, naturalmente unido a su entorno.

Generado a partir de éste, lo moldeará, y con su fluido deambular

abrirá nuevos caminos, nuevos flujos, que otros seguirán.

Sin embargo, este segundo pez es un espejismo -de espejo-.

Todo le vale y a todo se quiere parecer.

Refleja, repite el mundo que le rodea y cree ser como los demás.

Rígido, definido y algo hiriente, copia lo que le atrae.

Y se piensa actual, moderno, quizá contemporáneo.

Es pez globo y pez espada, ballena y plancton.

No tiene escala ni la conoce.

No es él, es otros, y así pasa su vida,

cortando el líquido elemento, como un espectro de sí mismo.

Es una copia de copias, imágenes reflejadas, que, sin embargo,

devuelve con honestidad. Porque en el fondo, él, también,

quiere modificar su mundo. Aún intentando ser lo que no es.

Seguirá camino de otros, abriendo flujos de dignidad.

15-10-05’

 

Autoría de la imagen: Manuel Cerdà
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