El Pez ha sufrido varias mutaciones con lava para adaptarse mejor a las gélidas aguas atlánticas. Con la roca volcánica también logra sobrevivir en las calientes aguas del interior de la isla, que se encuentra situada entre las placas tectónicas europea y americana. Por otro lado, también tiene una curiosa aleta dorsal de tiburón para protegerse de posibles ataques. Parece estar incompleto en alguna parte pero realmente, como Islandia, va regenerándose poco a poco con el magma de las continuas erupciones.
Su nombre se debe, en parte, a la maestra de la arquitectura islandesa, mi gran descubrimiento allí, Hogna Sigurdardottir. Sin embargo, realmente “dottir” significa «hija de». Por tanto este pez es hija de un pez islandés.
Sin duda, se trata de un pez adaptable a cualquier circunstancia. Un viajero intrépido por cualquier medio y que no fue fácil de capturar para la pecera de Scalae.
Autoría de la imagen: Álvaro Leonardo
Técnica: Digital