Arquitecto catalán de la 1a generación de la ESARQ UIC, Ivan Llach razona su medio año fuera/ medio en casa en la encuesta de scalae integrada por tres preguntas sobre las transformaciones de principios, procesos y situaciones en experiencias internaciona
13 de marzo de 2014

PRINCIPIOS: (scalae) Tu experiencia de vida y trabajo actual «al otro lado del planeta»… ¿te ha obligado a entenderte a tí mismo de un modo diferente como arquitecto? Es decir: ¿piensas que está modificando tu modo de pensar personal y profesional?

ILL – Cada proyecto que realizamos, dependiendo de la escala, el tiempo o el contexto es una evolución intelectual en nuestro propio modo de entender la ‘arquitectura’, si además a éste le sumamos que se desarrolla en un escenario lejos del que nos formamos como arquitectos, se convierte en una inyección que agita nuestro pensar de forma inevitable. El entendimiento de lo local; procesos, cultura, recursos, territorio, políticas, gestión… aquello que en nuestro ámbito lo llevamos intrínseco y al que prestamos menos atención (quizá actuamos bajo inercias preconcebidas), se han convertido en herramientas estratégicas e imprescindibles en el ejercicio profesional extendiéndose directamente en el pensar personal.

Paso unos 130 días al año impartiendo clases en distintas Universidades Europeas y 3 semanas al año en Vietnam. Combino mis semestres entre la Universidad de Lovaina (Bélgica), en la universidad de AHO (Oslo) y la Universidad de Arquitectura de HCMUARC (Vietnam). Además en la ESARQ-UIC (Barcelona) junto a Raquel Colacios impartimos una asignatura de cooperación en India en colaboración con la Fundación Vicente Ferrer. El resto de mi tiempo lo dedico al despacho (Taab6) que tenemos en Barcelona. Este escenario tan global en el qué me muevo me ha hecho entender muchas cosas, no creo que haya cambiado mucho mi modo de ver la arquitectura/urbanismo y el paisaje, pero sí que lo ha enriquecido. Lo que sí que he aprendido es que si algo tenemos los arquitectos formados en España son valores comunes cómo la visión inter-escalar y la cultura de la arquitectura que nos diferencian del resto del  mundo, aunque en el escenario actual y de futuro esto no es, como creíamos, ni determinante ni suficiente. En general somos poco valientes, malos gestores y tanto en las Escuelas de Arquitectura como en la Administración existe el miedo a equivocarse por lo que nos movemos despacio, no apostamos por los jóvenes y no avanzamos.

 

PROCESOS: (scalae) Saliste de la península, posiblemente, con unos hábitos, habilidades y competencias de trabajo y, sobre todo, con una manera aprendida y probada de desenvolverte como arquitecto. ¿En qué medida has podido mantener esos hábitos o has tenido que modificarlos/cancelarlos/ampliarlos en base al tipo de trabajo y relaciones que actualmente son tu día a día?

ILL – El proceso estos últimos años ha sido camaleónico y selectivo al mismo, me explico; mis conocimientos previos se han reforzado dado la complejidad de los proyectos realizados tanto en el ámbito académico cómo en el profesional. Salir fuera me ha brindado la oportunidad desarrollar proyectos de una escala mayor con lógicas mucho más complejas que en las que estaba acostumbrado a trabaja en Barcelona, de ellas he tenido que aprender y adaptarme al mismo tiempo.

El hecho de estar trabajando en diferentes países con culturas muy distintas me obliga constantemente a cambiar las dinámicas de mi trabajo. Creo que cuando alguien llega a un sitio desconocido no lo debe hacer con el objetivo de intentar cambiar todas las cosas (imposición), sino debería entenderlas, adaptarse a ellas y, finalmente bajo una perspectiva de progreso mejorarlas con sus propias experiencias (cooperación). Intento entender el porqué de las cosas, de los procesos y de las decisiones que se toman en el camino, aunque al principio a veces me parecen extrañas (sobre todo cuando trabajamos en el continente Asiático) casi siempre descubro la razón del porqué. Esto no significa que uno renuncie a sus principios sino que los  comparta. 

Hemos desarrollado un máster Plan en Estonia, uno en Francia, otro en Bélgica y recientemente un anteproyecto para una área del Master plan de la ciudad de Cantho en Vietnam, todos siempre en colaboración con otros despachos o instituciones y en todos ellos hemos descubierto decisiones proyectuales comunes y sobretodo nuestro interés por trabajar localmente en un ámbito global, el cómo ya no depende de nosotros.

No hay un día a día en mi trabajo, hay un día y el siguiente es distinto, y no sé si esto está bien o no, pero la velocidad y diversidad de los ámbitos en los que estoy trabajando hace de esta situación mi día.

 

SITUACIONES: (scalae) Posiblemente la distancia y el tiempo ya transcurrido (¿cuanto?) te permitan relativizar mucho. ¿Qué recomendaciones ofrecerías a alguien que en este momento se esté planteando «dar el salto»? y, complementariamente, ¿qué visión te queda/llega del contexto actual social/político/profesional europeo y español?

En Septiembre del 2010 empecé a dar clases de proyectos de urbanismo en la Universidad de Lovaina en el programa de Master Human Settlements, ésta fue la fecha a partir de la cuál mi carrera profesional y docente me ha llevado a trabajar en un ámbito mucho más internacional manteniendo siempre un pie en Barcelona con el trabajo de nuestro estudio.

El salto a salir a trabajar fuera puede ser de ida y vuelta, de ida, o simplemente de vuelta si no se alcanza el objetivo. La situación actual de nuestro país está provocando inevitablemente una marcha masiva de arquitectos a distintos lugares del planeta, he conocido muchos arquitectos que han tomado la decisión de marchar (la mayoría no superan los 40) y a casi todos les va bastante bien. En cualquier caso el presente en España (y cre
o que no se puede hablar de España-Europa) no nos ofrece un poder andar, por lo que yo les diría a aquellos que amen nuestra profesión y quieran ‘vivir’ de ella que arriesguen y den el salto. 

En cuanto a la visión del contexto socio-político y profesional español, lo que está pasando es fruto de lo que se sembró, pocos eran conscientes que se estaba gestionando mal y que la velocidad en la que nos movíamos en pro a intereses particulares nos limitaba la perspectiva global de las cosas. 

Nuestra imagen socio-política da vergüenza, la economía está peor y nuestra profesión en España se tiene que reinventar para sobrevivir y no para progresar, y esto me da miedo.

Agentes: Ivan Llach
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