Es considerado uno arquitectos españoles más relevantes de la arquitectura norteamericana del siglo XX pero también un desconocido en su país de origen. Su vida, y por consecuencia su obra, se ven marcadas por la Guerra Civil Española que le lleva finalmente a exiliarse a México. Será allí donde trabaja con la idea del “paraboloide hiperbólico”.
Así se ha puesto hoy de manifiesto en la presentación de "Félix Candela, el arquitecto y su circunstancia. 1910-2010", el homenaje al centenario del nacimiento de uno de los arquitectos españoles más relevantes de la arquitectura norteamericana del siglo XX pero también, según lamenta el director de proyectos de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Xosé Luis García Canido, "un desconocido" en su país de origen.
Hasta el próximo 2 de enero podremos ver una muestra de su obra a través de planos, dibujos originales, 20 maquetas de edificios originales, animaciones multimedia… La exposición se articula en torno a 21 maquetas de las principales obras de Candela, que han sido realizadas para la exposición por el departamento de Arquitectura de la UNAM. Otro apartado recoge una selección de fotografías sobre la obra de Félix Candela realizadas por reconocidos fotógrafos como Armando Salas Portugal, George Miller, Juan Guzmán o Nacho López. También se muestran tres vídeos sobre obras del arquitecto realizados por el artista mexicano Onnis Luque, un documental –Aquella primavera creadora– que contextualiza la obra de Candela con sus coetáneos, y animaciones de 20 obras emblemáticas.
Un repaso a su biografía y a sus mayores éxitos profesionales. Nunca hizo una obra igual a otra, y destacan proyectos como: el laboratorio de Rayos Cósmicos, la Iglesia de La Milagrosa, el restaurante Los Mananticales, la Iglesia de Santa Mónica, el Palacio de Deportes de México (Juegos Olímpicos de 1968), la planta embotelladora de Bacardí o la Capilla Palmira. Candela la cubierta del restaurante de L’Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, pero no legó a verla terminada; además de la estación de Metro de Puerta del Sol y la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe junto al Parque de Berlín, ambas en Madrid. El arquitecto realizó más de 1.400 proyectos y levantó 900 obras, en su mayoría (un 93% de ellas) espacios industriales, pero también iglesias.
La inauguración de “Félix Candela, el arquitecto y su circunstancia. 1910-2010“, tuvo lugar el pasado jueves siendo presentada por el catedrático en Arquitectura y miembro del Consejo Rector del IVAM, José María Lozano; el comisario Juan Ignacio del Cuerto, y el director de proyectos de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), Xosé Luis García Canido, que organiza la exposición junto al museo valenciano.
Su obra dejó huella apostando por las tendencias latinoamericanas que se dirigían hacia la curva, frente a formas rectas y sencillas. Llego a diseños que trascendieron alcanzaron nuevos niveles gracias a las posibilidades de las estructuras laminares de formas curvilíneas (conocidas como cascarones). Era el hombre que comenzó a construir estructuras en hormigón armado con belleza. Su influencia llegó a todo el mundo y todavía hoy la vemos en arquitectos contemporáneos. Precursor además, de una arquitectura sostenible por su compromiso de realizar obras económicas, duraderas y bellas, sencilez de cálculo y flexibles. Candela aseguraba que le contrataban no por la belleza de sus edificios, que sin duda la tenían, sino porque eran baratos. De hecho, el grosor de sus cubiertas era de solo cuatro centímetros.
Décadas después de su construcción, las livianas pero gigantescas cáscaras blancas de Félix Candela, las bellas formas geométricas de sus cubiertas, siguen sorprendiendo por su sencillez y su falsa fragilidad. “Candela llevó a niveles inusitados las posibilidades del paraboloide hiperbólico”
La exposición viajará en primavera a México para exhibirse en verano en los EEUU. Los materiales de la muestra proceden de la Universidad Autónoma de México (UNAM), la Princeton University de Nueva Jersey y la Universidad de Columbia. "Estas tres universidades han conservado el legado de un arquitecto extranjero porque sabían que ese archivo era importante y trascendía la arquitectura diaria", según García Carrido.