Gabriel Lerma, como muchos otros jóvenes arquitectos, empezó haciendo reformas o viviendas a amigos y familiares y el boca a boca le ha hecho progresar poco a poco. Disfruta estando en la obra, dice, porque aprende cosas que luego utiliza cuando proyecta. Tal vez por esta pasión por la obra, echó de menos que se tratase la dirección de obra durante su formación. Es algo que, según comenta, ha podido aprender con Pere Joan Ravetllat en una obra de vivienda que realizaron en Santa Coloma (Barcelona).
Construcción y fotografía son las grandes pasiones de este arquitecto nacido en L’Hospitalet.