Barceló-Balanzó aúna aprender aprendiendo y aprender trabajando. Toni y Bàrbara visualizan y detectan de un sitio aquello que, precisamente, necesita. Ni más, ni menos. Después del diálogo surge el proyecto y se sienten orgullosos cuando el resultado no diverge de la maqueta. Cuentan como un edificio se amolda y respeta las medidas a sus usuarios, la escala de los niños, de los estudiantes, de los enfermos de Parkinson… Rigurosidad, precisión y universalidad son los tres pilares que sostienen sus obras. BB, bé bé, bien bien.
Barceló-Balanzó, papel cebolla y lápices HB
17 de noviembre de 2008