Joan Rodón configura un pez de lectura abierta. Tanto podría ser un pez que nada en la superficie, y el dibujo es en su mitad inferior sombra o reflejo, como podría ser un pez platónico que se reconoce en dos mitades iguales pero diferentes: una esfera.
Por otra parte es pez pacientemente tejido, con el trazo de quien conoce la escala próxima y la lejana: un paisaje, un ovillo. Se ha de imaginar la luz a través de su piel. Ovillo de luz.