[Anacronismo]
Del gr. ἀναχρονισμός anachronismós.
1.m. Condición de anacrónico.

Sin.: atemporalidad, intemporalidad.
2.m. Persona o cosa anacrónicas.
3.m. Error consistente en confundir épocas o situar algo fuera de su época.

Sin.: anacronía, error.
Diccionario de la Lengua Española, RAE

En el Especial del pasado día 23 de noviembre se daba cuenta del proceso de elecciones para la Presidencia del CSCAE y para la dirección de la ETSABarcelona UPC.

En el CSCAE, Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, ha resultado reelegida Marta Vall-llosera, que continuará en el cargo con una directiva ampliada a tres vicepresidencias, además de tesorería y secretaría general. Su programa y la síntesis en audio —compromisos netos de la alcanzada presidencia— están disponibles en scalae.net.

Enhorabuena, compañera Marta, y mucho ánimo. Llegan tiempos de tránsito y rachas en los que será crucial distinguir sirenas de arrecifes para preservar un trayecto independiente de agentes comerciales, no profesionales e incluso gubernamentales y con ello recomponer la potencia representativa de una profesión milenaria que se actualiza día a día en leyes, reglamentos y exigencias técnicas. Vienen también tiempos críticos para consolidar y puede que recuperar atribuciones, recursos del proyecto arquitectónico y las compensaciones que, como trabajadores autónomos, empresarios, funcionarios o trabajadores por cuenta ajena, además de contribuyentes, deberían corresponder por derecho a todos los arquitectos y aún no se aplican, cautivas de periclitados “errores de sistema”.

Paralelamente se avecinan momentos llamativos, de prime time, con las múltiples celebraciones de 2026, cuando la arquitectura estará cotidianamente en las noticias. Una oportunidad para lucir la capacidad de gestión, diversificación y alcance institucional del CSCAE, imprescindiblemente a favor de la ruta profesional. Será momento de vigilar con atención la firmeza de los compromisos con terceros que han de financiar los eventos programados.
¡Mucha suerte! La necesitaremos, como arquitectos y como profesionales.
La arquitectura sobrevivirá al 2026, no hay duda posible. ¿Y los arquitectos?

En la ETSAB, Escola Técnica Superior d'Arquitectura de Barcelona, el proceso sigue abierto. Ninguna candidatura superó el 50% en primera ronda y pasan a la segunda Eulàlia Gómez Escoda y Daniel García-Escudero, de los departamentos DUPT y DPA, con los equipos anunciados, al haber sido las candidaturas mas votadas, respectivamente 49,30% y 24,80%. Es previsible un debate que ilustre diferencias y afinidades antes de las votaciones del 11 al 16 de diciembre. Estaremos atentos a su retransmisión y resultado.

En ambos casos, CSCAE y ETSAB, la mera existencia de candidaturas múltiples revela sensibilidades diversas y puntos de vista alternativos. Es positivo, suma: no hay energía sin diferencia de potencial. Las entidades profesionales y universitarias referidas necesitan, justamente y ahora, energía, contraste y resolución. Se agradece la generosidad de las candidaturas habidas que amplían el horizonte, mostrando derrotas de navegación alternativas, poniendo sobre la mesa cuestiones a considerar, algunas graves, muchas urgentes, otras… ilusiones.

¿Anacronismos? Algunos, o eso parece.

En la universidad es adecuado, y ajustado al tiempo presente, que toda la comunidad pueda votar. Pero resulta anquilosado, incluso rancio, -es opinión, si- exigir carrera académica exclusiva para cargos directivos (dirección, subdirecciones, jefatura de estudios, secretaría...) cuya eficacia depende de competencias de rango orgánico, ejecutivo, incluso empresarial, vaya... ¡directivas!,  como demuestran y aplican la enseñanza primaria y secundaria con las exigencias de formación directiva específica para los cargos de sus centros. Lo demuestra también el criterio de selección de directivos que se aplica, con rigor y pulcritud, en la formación universitaria privada nacional e internacional. No hay que dejar espacio al Principio de Peter, como quizás ha podido ocurrir en ocasiones recientes. Quizás, sigue siendo opinión.
Valorémoslo: son cuestiones para tener muy en cuenta si aceptamos que dirigir requiere una conexión intensa, aunque no sólo especulativo-emocional sino programada, consciente, con la realidad. También sorprende, volviendo al factor elecciones, el escalado en la ponderación de votos universitarios en cuatro jerarquías: el profesorado permanente con coeficiente 51, el estudiantado 24, el profesorado asociado 14, y el PAS 11. ¿Cuadra? Algo no encaja del todo o… parece desordenado, como… ¿de otro espacio vectorial?. 

En el CSCAE sería deseable que las elecciones, que son de alcance no local sino general —muy amplias al afectar a un censo nacional de miles de colegiados— incorporaran el voto electrónico para toda la masa colegial o que, alternativamente, en un mínimo suficiente, activasen como votante al personal electo de juntas colegiales locales, todas, con ponderación proporcionada a su parroquia colegial. Es tiempo ya de superar situaciones como el reciente “mini cónclave” de consejeros que -en un gesto de transparencia que se ha de agradecer-, pudimos seguir en retransmisión. Un acto en el que la lectura del alambicado reglamento ocupó casi una hora. Un ritual y sistema obtusamente anacrónicos, además de innecesariamente  excluyentes, en una lógica de élite dirigente perdida en el pozo de tiempos pretéritos. No es que esté mal, es que se puede hacer mejor, mucho mejor y se debe traer... a las posibilidades ciertas de hoy. Es, también, opinión.

Le Corbusier en un de las charlas en la América meridional -que leemos impresas en sus “Precisiones”-, en 1929, ante un auditorio de arquitectos porteños, academicistas y beaux-artianos, que recibieron su charla con escepticismo, burlas e interrupciones hostiles, visiblemente exasperado, golpeó la pizarra que usaba para ilustrar su charla y lanzó una réplica a enmarcar: "Nous sommes au XXe siècle, messieurs!"

Conclusión: quizá sea momento de revisar estatutos y reglamentos institucionales para alinearlos, por fin, con el hoy y con los requisitos y tonos del tiempo próximo. ¿O no?

Algo es seguro, compañeros, compañeras, señorías institucionales:
¡Estamos en el siglo XXI! 
Y debiera notarse, en justicia... y para bien.