Arquitectura: "Arte de proyectar y construir edificios".
Diccionario de la Lengua Española, RAE.es
Por algún motivo la pregunta ¿Qué es la arquitectura? resulta ser lugar común en eventos y acontecimientos colectivos... ¡de arquitectos!.
Posiblemente sea, ahora mismo, pregunta oportuna cuando las transformaciones y mutaciones derivadas de crisis económicas encadenadas, pandemias prorrogadas y una guerra carente de horizonte, cruel, en el este de Europa pudieran enviar al traste la noción de futuro, incluso los lugares comunes. Y con ello cancelar todo aquello que soporta la confianza o la seguridad del tiempo presente; de una realidad hecha... trizas.
La pregunta, en cualquier caso, trae a la memoria, por citar precedentes próximos de factura fresca y desprejuiciada, la escenificación de diversas respuestas que antaño Jorge Raedo y Eva Serrats fueron capaces de expresar en una serie de acciones y documentos maravillosos dirigidos a quienes preguntan, desde la ingenuidad -porque no saben y quieren saber-: niños y niñas en plena educación primaria.
Pero, volviendo a casi hoy, ayer mismo escuchábamos, en las brillantes ceremonias que arquiabank y la fundación arquia ofrecieron con ocasión de la inauguración de su nueva, flamante y exquisita sede en Madrid*, una formulación avezada, una variante sutil de la pregunta; yendo esta vez solemne y escrupulosamente dirigida a arquitectos de experiencia amplia con prestigio -intelectual y profesional- laboriosa y meritoriamente obtenido.
De entrada preguntar por arquitectura, cuando se dirige la pregunta a arquitectos, es preguntar por el proyecto, que es labor atávica de arquitectos; pero no: Luis Fernández Galiano, en ese oportuno, colorido y especial sentido, ilustrado, que desde siempre ofrece en su estelar desempeño editorial planteó la pregunta, en la ceremonia arquia, como un lance retador: ¿Qué arquitectura debemos promover?
Una pregunta, formulada así, muy a día de hoy, de perfecto tiempo presente. Al señalar la acción de promover como deber, para quienes se involucran en arquitectura, ofrece y obliga una senda ensanchada a quienes empiezan ahora y ya no esperan una hoja de encargo sino que intentan fertilizar desde antes de cero el potencial de situaciones habitables, construidas, próximas, necesarias, en las que la sociedad y las personas sigan dignamente su camino a la par que puedan sentir los que son sus lugares. Lugares que en un futuro explicarán a otros como fueron los habitantes precedentes.
Pero la pregunta se dirigía a la experiencia de excelencia, a maestros arquitectos, por lo que quizás fue ese equilibrio entre oficio innato y despliegue profesional el que llevó a Eduardo Souto de Moura, en su respuesta, a anunciar el empate entre quienes responden a la pregunta con optimismo y quienes la abordan desde la fatalidad; a Rafael Moneo a reclamar el trabajo en arquitectura como fuente de satisfacción, incluso placer; o a Juan Navarro Baldeweg a expresarse como navegante en pos de un ser vivo, la arquitectura, en un mar a descifrar, de salvaje aceleración entrópica. Así se dijo.
Cuestión paralela y trascendente es, entonces e inevitablemente, el conocimiento de oficio necesario para dar respuesta con los hechos a tan colosal pregunta. Y ahí la pregunta se habría de redirigir a quienes administran la formación/atribución del oficio -las escuelas de arquitectura- y a quienes dan soporte de por vida al ejercicio profesional -los colegios de arquitectos-.
Con las incursiones de la nueva serie "Trazas Trazos Trozos ...de arquitectura" que se van sucediendo** y los sintetizados manifiestos con los que arquitectos de todo el orbe dan cuenta de sus realizaciones en la colección de obras y proyectos de scalae intentamos contribuir -con paciencia y pulcritud, con un sentido del tiempo que viene a ser como un reloj con muchas manecilas***- en dar visibilidad, y celebrar, la persistencia de un oficio que resiste aunque también evidenciar las dificultades de una profesión maltratada. Estamos muy agradecidos y nos sentimos afortunados por el respaldo obtenido para con ambas iniciativas.
Y eso si, que la música**** no falte. Nunca. Seguimos...
Félix Arranz
Arquitecto y editor de SCALAE
Ilustración: fotografía, por Turistas anónimos, de la propuesta TUTOR16 "Sharing Experiences" de la Fundación Arquia, 30 de noviembre de 2022. Madrid.
* Una obra de perfecto tiempo presente, en la que Emilio Tuñón y su equipo reinterpretan con delicada rotundidad las posibilidades del espacio interior de un inmueble que nació anónimo en su momento pero se estrena ahora como lugar de voluntaria y deseada referencia en todos sus aspectos.
** Presentábamos el pasado 3 de noviembre la serie, en sesión pública con Jerónimo Junquera, Carlos Rubio y Sol Madridejos. Ya circula una primera "cápsula" de la serie, coincidiendo con el mundial FIFA, dedicada al stadium 974 de Fenwick Iribarren y sigue, cuando menos, en la convocatoria para el 15 de diciembre con Gabriel Allende, Rafael de La-Hoz y Mark Fenwick. Es una cita, en Madrid. [ver +]
*** Una imagen, la del reloj con muchas manecillas, que no es surrealista sino post-metaversiana, ofrecida por Juan Navarro Baldeweg. Por cierto afín Juan al imaginario sonoro, como cuando en su momento definió la fachada del sotiano Gobierno Civil de Tarragona como "tres golpes de timbal" o el reloj con muchas manecillas actual en su "tic tac tic tac".
**** Cerraremos el año con el ciclo "Arquitectura Música · Músicxs Arquitectxs" en sesión dedicada a "componer | interpretar" con Anna Bofill, Neth Galí, Helena Martín Nieva y Cossima Cornado. También, si, es una cita; en Barcelona. [ver +] |