Apuntes sobre la razón de la sinrazón, los monstruos, lo complejo y las ovejas del Toboso
Síntomas y diagnósticos de un cambio XXI 1 de noviembre de 2009 En el primer capítulo de la primera parte del Quijote se fundamenta la locura del hidalgo en la lectura de los libros de caballería. Cervantes, para ilustrarlo, cita literalmente una hermosa y caracolada definición de la complejidad del enamoramiento: «la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura», que reconoce al autor de las segundas partes de la Celestina y del Amadis de Gaula, Feliciano de Silva. Eran los principios del XVII, en España. También en España, casi en el XIX, dos siglos después, Francisco de Goya titula uno de los aguafuertes de la serie de Los Caprichos: «el sueño de la razón produce monstruos». López de Ayala, propietario de una de las colecciones de los grabados goyescos, descodificó la discreción del maestro aragonés: «La fantasía abandonada de la razón produce monstruos, y unida con ella es madre de las artes», desenroscando lo oculto en algo simple que atañe a lo complejo de la creación. Y bien, en ese perfecto linaje de las razones, los aprecios, las artes y la complejidad, llegados al principio del siglo XXI, otros doscientos años después, en Madrid, en una manifestación que planteaba frente a los responsables ministeriales un consenso profesional en torno a los...
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