Biografía:

Desde 2002 soy arquitecto por la ETSAM, diseñador por cosas -bonitas- del destino, y paisajista por vocación descubierta.

Si intentamos sentar la carrera del arquitecto en la famosa banqueta de tres patas, creo que en la mía he intentado tallar todas ellas con el mismo empeño y medida

La primera es la investigación, y, de actitud curiosa, necesito conocer y aprender. Cualquier trabajo, encargo, o artículo que caen en mis manos supone motivo y oportunidad para investigar. Ahora estoy redactando una tesis doctoral en la ETSAM sobre la arquitectura y el paisaje en los videojuegos, y viceversa, que comencé cuando era niño y que pretendo concluir…

Otra de las patas es  la enseñanza, y desde 2009 soy profesor de Proyectos Arquitectónicos en la Universidad de Zaragoza, en la que intento transmitir ilusión por el proceso creativo en general, compartir la pasión por la arquitectura en particular y, por qué no, seguir aprendiendo. 

El trabajo profesional, los proyectos y las obras, suponen la tercera de las patas. 

Desde 2008 he colaborado con el Gobierno de Aragón diseñando sus nuevos edificios judiciales: la Ciudad de la Justicia de y la Audiencia Provincial de Zaragoza, el nuevo Palacio de Justicia de Huesca, y la reforma del Palacio de Justicia de Teruel, convirtiéndome en “hombre de justicia” y una especie de especialista en el asunto.

En 2006 organicé un estudio de estructura elástica que se estira y se encoge para desarrollar proyectos de todo tipo, que han sido reconocidos y alentados con varios premios y muchas publicaciones aquí y allá. Con él he podido construir museos aparejando materiales y valores de más de dos mil años; perfilar alegres topografías y espacios para el juego; restaurar iglesias románicas para usarlas como cajas musicales; construir viviendas como espacios de oportunidad para soñar releyendo en los anhelos y hábitos de sus moradores; conocer y enseñar espectaculares paisajes colocando pequeños miradores con la ayuda inestimable ayuda de burros; ponerle materia a los fundidos en negro del cine como espacios de transición en una exposición; rearmar pequeños espacios comerciales con ondas, con las que puedan plantar cara a los grandes y franquiciados Goliats; y encender en Chueca, y de día, las luces de Navidad con alegres confetis y serpentinas.

Es mucha la gente a la que tengo que agradecer las herramientas empleadas para hacerlo, que acostumbro a llevar mezcladas, como Ricardo Sánchez-Lampreave, Néstor Montenegro, Alberto Nicolau, y Soto y Maroto, que me enseñaron a buscarle y encontrarle el perfil bueno a la arquitectura en cada momento, vivo, seductor y significante, y me confiaron el equipo de concursos en el que hicimos mucha arquitectura, que, premiada o no, siempre nos enseñó a divertirnos y disfrutar con el trabajo