[Jaume Prat Ortells y Rogelio Ruiz para SCALAE]
La representación del arquitecto, por Jaume Prat Ortells
El pasado 29 de mayo tuve ocasión de asistir, por delegación de scalae, en la puesta de largo que la Norman Foster Foundation organizó para darse a conocer al público.
La NFF se aloja en un palacete de trazado decimonónico ubicado en una zona relativamente virgen de equipamientos culturales, si descontamos la próxima Fundación Giner de los Ríos, y muy cercana a la Castellana, centro lineal del poder financiero de Madrid. Adicionalmente el palacete está medianera por medianera con uno de los edificios más interesantes de Madrid: el Frontón Beti-Jai, ahora por fin salvado y en fase de rehabilitación después de una intensa campaña ciudadana.
La intervención para el alojamiento de las instalaciones de la NFF ha consistido en rehabilitar y adecuar el palacete existente y dotarlo de una pequeña ampliación aprovechando la distancia que éste, concebido como edificio exento, deja respecto del límite de su parcela. El palacete consta de dos plantas y un semisótano que asoma un metro y veinte centímetros del nivel del suelo.
Las dos plantas alojan una exposición permanente de maquetas y planos de algunos de los edificios de los que más orgulloso está el arquitecto ordenados temáticamente aprovechando la distribución del palacete y su conexión vertical a través de un óculo a doble altura en la sala central. El nuevo pabellón se destina a las piezas más importantes para Norman Foster, piezas de colección entre simbólicas y fetichistas (el coche de Le Corbusier entre ellas, por ejemplo). El semisótano aloja su archivo en unas condiciones de conservación y catalogación óptimas, así como espacios de investigación y aulas.
El conjunto está bien diseñado y ejecutado una vez se han aceptado las condiciones iniciales en que se ha concebido el proyecto. Tanto la atención como la amabilidad como las explicaciones del personal fueron exquisitas.
Una fundación, más si es nominal, representa públicamente mejor que cualquier otra cosa a la persona que la ha impulsado. Una fundación es una máscara pública. Una especie de escenografía, un proyecto más o menos trascendente destinado a perdurar, a crear un estado de opinión. A trascender.
Y es esta naturaleza de una fundación la que me hizo salir del palacete con algunas dudas: dudas sobre su naturaleza, dudas sobre varias de sus tareas y dudas sobre su cometido. Estas dudas se resumen en tres cuestiones que expongo a continuación.
1_ ¿Por qué Madrid? Madrid es el lugar donde se emplaza la Fundación. Así, para disfrutar del legado de un arquitecto nacido en Manchester que ha desarrollado su carrera desde Londres, ciudad a la que ha marcado decisivamente llegando incluso a construir su Ayuntamiento, hay que desplazarse unas horas sobre el Meridiano de Greenwich, dar un absurdo salto horario de una hora e ir a una de sus zonas altas en términos burgueses y financieros. Raro.
Interpelado sobre esta cuestión, un miembro de la Fundación me contestó la pregunta (después de expresar cierta duda en el tono de su voz) en términos de la equidistancia de esta capital respecto de muchos otros mercados y en términos de su hiperconectividad (Barajas es un hub importante). No me convencieron. La web de Foster + Partners documenta en este momento cuatro proyectos en Madrid: uno de los edificios de la Ciudad de la Justicia (que no se va a realizar), el interiorismo de una planta del Hotel Puerta de América, IvoryPress y la Torre Cepsa. A estos se les han de sumar como poco la Fundación y la nueva ampliación del Museo del Prado. Ninguno de estos proyectos (ni tan sólo el del Prado, subsidiario del gran Complejo Villanueva(1)) marcará la ciudad de una manera significativa. Como sí ha hecho en Londres o en ciudades como Astana, Doha, Abu Dhabi, Berlín, Nimes o Ipswich a través de la construcción de edificios(2) que han cambiado la manera de entender el tejido de estas ciudades.
Madrid significa también el palacete donde se instala la Fundación, un edificio hermético, alejado de la ciudad mediante una verja de bastantes metros de altura. Un edificio aristocrático, envarado, frio, cerrado. Hay que picar un timbre para que te abran una puerta opaca y negra (literalmente negra). Los ideales de transparencia, horizontalidad, espacios de relación, son aquí dejados de lado. El palacete es un espacio fuertemente jerarquizado, cerrado y compartimentado al que cuesta trabajo entrar(3).
Se podrá objetar la proximidad relativa de la sede de IvoryPress. Pero IvoryPress es un proyecto independiente y de largo recorrido impulsado y concebido hace muchas décadas de por la periodista Elena Ochoa, más tarde Lady Foster. Ochoa, natural de Madrid, ha conseguido dotar de sentido a esta localización a través de una editorial global, una librería importante y una fantástica sala de exposiciones que ya ha sido ampliada(4): el proyecto editorial de Elena Ochoa tenía que estar en Madrid.
Y es esta vinculación estrecha con la ciudad la que probablemente arroje la respuesta sobre la localización de la Fundación Norman Foster: algo tan prosaico como juntar los proyectos más personales de un matrimonio de éxito. Lo que tan sólo nos deja abierta la pregunta sobre el por qué de un espacio tan hermético y conceptualmente tan alejado de lo que Norman Foster ha pretendido representar durante toda su vida.
2_ ¿Por qué un archivo separado? La sede madrileña de la Norman Foster Foundation aloja el Archivo Norman Foster. No el archivo Foster + Partners, no el archivo Foster + Associates. El archivo Norman Foster.
Mis pesquisas posteriores sobre este tema me indican(5) una jerarquía en los proyectos de la firma. Es decir: hay proyectos realizados por Norman Foster, proyectos supervisados por Norman Foster y proyectos realizados el equipo de Norman Foster, todo ello bajo el paraguas de Foster + Partners, la tercera reencarnación del estudio profesional del arquitecto tras el Team 4, formado por él mismo, Wendy Foster, Su Rogers y Richard Rogers y tras Foster Associates.
Es decir: Norman Foster ha proyectado siempre agrupado por un potentísimo equipo lleno de gente talentosa y entusiasta. La esencia de su trabajo son estas colaboraciones, en las que se cuentan colaboraciones de colaboradores que no han trascendido y el trabajo constante de arquitectos extraordinarios como Spencer de Grey. Este trabajo en equipo siempre ha trascendido el propio estudio: desde Ove Arup, Buckminster o Anthony Caro hasta su reciente asociación con Thomas Heatherwick.
Es decir: aceptando el enorme mérito personal de este arquitecto la segregación del archivo tiene un punto de arbitrario, de inmodesto y de contradictorio respecto la orientación de su propia carrera desde unos inicios en los que aceptó disolver su nombre para reforzar el sentimiento de equipo en una firma que dejó una huella importante(6). Están sus cuadernos personales, que a ritmo de casi uno por semana llena de dibujos, reflexiones, cuentas, croquis de viaje y cualquier cosa que le interese. Guardarlos ya es un punto. Pero lo que trasciende de éstos es siempre trabajo en equipo.
Así que no consigo entender que Norman Foster haya separado su propio archivo del de Foster + Partners excepto en el marco de un esfuerzo de fabricación de un personaje que se llega a contradecir con lo que ha sido una de las tareas de su vida: la creación de este potentísimo y prestigioso estudio llamado Foster + Partners.
Dicho esto, Norman Foster ha sido muy generoso con la gestión de este archivo, abierto a todo el mundo, volcado en la red, catalogado según normas internacionales.
Si aceptamos que la facilidad de acceso a la fuente primaria es una de las razones principales para realizar tesis doctorales sobre personajes relevantes(7) es presumible que esta maniobra tenga como resultado varias tesis doctorales sobre Norman Foster en los próximos años: otra manera de representar al arquitecto.
3_ La repercusión cultural. Los últimos años de Norman Foster(8) han estado marcados por un deseo de trascendencia de su estudio que a menudo lleva asociada obra social desinteresada, investigaciones sin cliente y una proyección en el mundo de la cultura. Algo de todo esto hay en la Fundación hasta el extremo que parece enmascarar o incluso contradecir la propia esencia de Foster + Partners: y es que la firma es por sí misma una institución cultural. Desde el primer día de su constitución.
Foster + Partners continua directamente la obra de Foster Associates. La obra construida de este conjunto traza constituye una de las revisiones más optimistas, confiadas y elegantes del Movimiento Moderno. La manera más directa de resumir este rasgo es decir que Foster ni se enteró de que existía algo llamado postmodernismo. El arquitecto y su firma consiguieron obviarlo a base de una serie de construcciones arriesgadas, sistemáticas, eficaces, tan en la cresta de la ola a nivel tecnológico, tan por delante del mercado a la hora de definir prototipos y patentes que, de hecho, más que arquitectura hi-tech la firma propone arquitectura de alta artesanía(9). La relación de la firma con la arquitectura es la relación de un vehículo Fórmula 1 con el modelo de serie que incorporará los logros allí desarrollados cinco o diez años más tarde.
Foster es uno de los arquitectos con más capacidad para proponer, proponer con sentido, anticiparse e incluso especular con el futuro de los que existen en el mundo. Si no el que más. Y lo es gracias a la creación de este instrumento llamado Foster + Partners(10).
Foster + Partners, sólo con su existencia, ha llenado y está llenando un hueco en la historia de la arquitectura reciente.
Paralelamente a todo esto Foster + Partners ha conseguido otra proeza: anular la distancia entre la arquitectura comercial más pura y dura y la arquitectura de autor. El sello es las dos cosas simultáneamente. Y lo es incluso cuando Norman Foster no interviene directamente en la obra. El sello Foster + Partners ha conseguido trascender culturalmente incluso al margen de su director.
En este marco la Fundación me parece una especie de acto redundante y, por tanto, vacío de contenido. Me resulta en estos momentos muy complicado entender su naturaleza segregada de Foster + Partners y su autonomía.
Un arquitecto funciona mayormente como un representante. Un representante de las ansias, voliciones, intenciones, necesidades de un promotor que construye para sí mismo o como intermediario una intervención determinada. Foster + Partners ha sido, o ha sabido ser, o ha sabido buscar o desarrollar o encontrar promotores extraordinarios que han sido capaces de apostar por construcciones que han trascendido.
A lo que estamos asistiendo aquí es a la representación del representante. Es decir, a la representación del arquitecto más allá de la tarjeta de visita que propone una extensa colección de edificios dispersos por todo el globo terráqueo, muchos de ellos con una enorme capacidad de trascendencia cívica, urbanística, tecnológica y cultural. Así que es pertinente concluir este artículo dejando abierta la pregunta de si es esta la manera en que hay que hacerlo.
Jaume Prat Ortells, junio de 2017
(1) Y objeto de peticiones tan dudosas como el traslado del Gernika al edificio justo cuando éste había encontrado su lugar en un Reina Sofía que ha conseguido dotarlo de un sentido expositivo del que carecería en esta instalación.
(2) A veces con uno solo basta, como en el caso de Nimes o Ipswich, modelos de intervención moderna sin concesiones en entornos con un enorme peso histórico. En Berlín y Astana Foster ha construido sedes parlamentarias. En Londres el Ayuntamiento. En Qatar una ciudad entera. Todos estos proyectos están a años luz de una torre en un distrito financiero o de la ampliación de la ampliación de un museo por importante que este sea.
(3) Aunque se pueda hacer libremente después de pedir hora. Pero estamos hablando de arquitectura y el espacio no lo marca. Insisto: ninguna queja sobre el atento y competente personal de la Fundación.
(4) Y, más mérito todavía, más lejos aún de la zona cultural de Madrid. IvoryPress funciona como una especie de faro.
(5) A través de fuentes fiables, pero es todo oral.
(6) Es decir, el Team 4.
(7) Uno de los factores que ha convertido a Le Corbusier en el arquitecto sobre el que más tesis doctorales se han realizado en la historia es la enorme facilidad de acceso a su archivo, así como la tarea importantísima que la Fundación Le Corbusier realiza al respecto: es decir, aceptando la dificultad intrínseca que conlleva realizar una tesis doctoral es más fácil realizarla sobre Le Corbusier que sobre cualquier otro arquitecto.
(8) En la propia Fundación me lo dataron desde la concesión de su Pritzker.
(9) Esta explicación de la obra de Foster + Partners no es mía. Me la contó Ignacio Paricio y la suscribo al 100%.
(10) Es una chorrada, pero una de las cosas que más me impactó sobre la repercusión cultural de la obra de Foster es conocer la admiración (no exenta de sentido del humor) que le profesaba el maestro Alejandro de la Sota.