Serie sobre arquitectura y ciudad en los Emiratos Árabes Unidos.
28 de marzo de 2013

[Zetas] Sharif conduce su taxi a más de 100 km/h por uno de los catorce carriles que componen la Sheikh Zayed Road, arteria principal de la ciudad de Dubái. El tráfico en ella es incesante durante las 24 horas del día, definiendo buena parte de la morfología y funcionamiento de la gran urbe del Medio Oriente, que actualmente ya no crece a golpe de petrodólar sino al calor de un poderoso sector financiero.

Las principales edificaciones se agolpan en torno a la Sheikh Zayed -así bautizada en honor al primer presidente de los Emiratos Árabes Unidos- que discurre paralela al mar e impone un fuerte vector longitudinal a toda la ciudad. Desde el pasado 2009 se adhiere también a este eje el metro de Dubai, impresionante fusión de ingeniería y arquitectura adaptada a los principios y procesos del Emirato y que en su mayor parte discurre elevado unos ocho metros sobre rasante, conectando los casi setenta kilómetros que componen su entramado.

No resulta empresa fácil para el peatón cruzar la Sheikh Zayed, aunque los pasos elevados (Imagen 2) con los que cuentan las diversas paradas de metro, han facilitado parcialmente esta tarea. En primera línea de autopista aparecen las edificaciones de mayor entidad: en la zona este de Dubái el sector financiero, comercial y hotelero compuesto por imponentes torres de cincuenta o más pisos, entre las que se encuentra el Burj Khalifa, obra de la firma americana Skidmore, Owings and Merrill (SOM) y que es hasta la fecha el edificio más alto del planeta. Al oeste el entorno de La Marina, de carácter eminentemente residencial.

En la primera de ambas se ubica también el distrito financiero (Imagen 4), que crece con cierta lógica al sur de la autovía y cuyas piezas más significativas son las casi gemelas Emirates Towers, contando también con particulares reinterpretaciones de edificios señeros de la arquitectura europea de los años 80, como el arco de la Défense de París (Imagen 3). Sin embargo, al norte de la Sheikh Zayed Road, la banda edificada de torres posee un “espesor” de una única manzana. La configuración de todas ellas resulta ciertamente particular y el esquema no deja de repetirse: una gran torre edificada con acceso desde la vía de servicio de la autopista junto a una segunda línea de manzana ocupada por su correspondiente aparcamiento (Imagen 4) en altura -de entre seis y ocho plantas y ejecución bastante rudimentaria- que permite a los usuarios de cada torre estacionar su vehículo.

Al norte de esta “segunda línea” encontramos otra transición sin paños calientes sobre el tejido urbano: una franja de 2,5 kilómetros que llega hasta el mar y en la que solo encontramos edificaciones residenciales de entre dos y cuatro alturas (Imagen 5), ordenadas en base a un trazado más o menos reticular y jerarquizado en base a un viario paralelo a la Sheik Zayed Road.

Es Dubai pues una urbe hostil para el peatón, donde el clima y las infraestructuras condicionan cada movimiento de sus habitantes y visitantes. Con algo más de dos millones de ciudadanos según las últimas estadísticas -de los cuales, solo una pequeña parte son dubaitíes de pleno derecho- la ciudad se mueve a ritmo de coche y el taxi de Sharif es uno más dentro de una flota de casi 10.000.

Próxima entrega: "Dubai: la base de la pirámide"

Ciudad: Dubai
Agentes: Juan Antonio Ros
Autoría de la imagen: Juan Antonio Ros
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